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A veces puedes tener la suerte de tú lado, pero a veces la suerte sale corriendo sin que te percates...

Ya habían pasado dos semanas y nadie me había hablado, ni mucho menos me había hablado Aryan, pues me imaginaba que si él ya estaba adentro, pues podía pasarme información sobre mi audición, pero simplemente no se comunicó conmigo, no pude ni contarle a Mackenla lo del encuentro con aquel chico de la revista, pues, si le contaba, me iba tener loca una semana de porque el universo nos quiere juntos y además sabía que seguía sintiendo enojo al acordarme de como se reía inesperadamente sin razón enfrente mío, a mi parecer fue grosero.

—¡Cariño baja a comer!

—¡Voy papá!— grite en respuesta  mientras me levantaba de la cama  y bajaba a comer

Una vez sentada junto a mi padre empezamos a comer, el silencio era bueno a veces, pero está vez se sentía como si le hubieran cortado la lengua a mi padre —¿Te sientes bien pa?— pregunté mientras lo miraba confundida

—Sí. Más que bien hija

—Te noto extraño

—Solo estoy preocupado, que no hayan llamado y que no digan noticias de si quedaste o no

Me quedé callada procesando cada palabra, mi padre si esperaba que yo quedara con el papel, me tenía tanta fé después de que le dije que no sabía lo que había dicho quella vez en el salón

—¿Crees que quedé?— dije un poco insegura

—Por supuesto, sea lo que sea que hiciste haya dentro, está más que bien— me dijo mientras me regalaba aquella sonrisa que debajo ver sus pequeñas arrugas en sus ojos

—Si no llegase a quedar, no me importaría mucho— me sincerice

—¿Segura?

—Segura pá, nunca había hecho algo como lo que hice y créeme, no se me acabaría el mundo— dí por hecho la conversación y solo vi como mi padre a sentía dándome la razón de conversación terminada

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Iban a ser las seis de la tarde cuando mi padre me habló tan fuerte obligándome a qué bajara con él, pues la llamada había llegado.

Una vez a su lado me hizo con gestos algo que entendí como "ven a mi lado, escucha y responde" así que lo hice

—¿Bueno?— hable mientras ponía aquel celular en alta voz

—Jovencita Barnes que gustó de escuchar su voz una vez más— hablo la otra persona detrás de la línea

—El gustó es más qué mío— dije emocionada mientras veía a mi papá

—Solo queríamos disculparnos por no haber llamado antes— dijo eso el señor detrás de la línea mientras suspiraba, ya era obvio, no quede. —Pero es que estuvimos cancelando a tantas está vez, que usted es la penúltima—

Me quedé helada, completamente, mi cuerpo no se movía y sí, sabía que había dicho que nada de esto me afectaba y que claramente no me importaría lo que dijeran, pero, solo era para distraer a mi cerebro, una vez que ya alguien te lo dice afirmandolo, pues no sé ni qué decir

—oh, vaya, estem... Esta bien, supongo, gracias...por la oportunidad— dije en tartamudeos

Pude sentir como la mano de mi padre me arrebataba el celular y se iba para la cocina, cerrando las puertas de aquella y dejándome a mí en aquella sala

¿No me importaba mucho? ¿O sí? ¿Yo quería esto? O solo ¿Quería ser como mi círculo de amigos? ¿No era buena? Creo que no tengo el don de mi papá

Me senté mientras seguía cuestionandome tales preguntas, mi padre se tardó un poco en salir de la cocina, pero una vez que salió, me vio en aquel sillón, viendo a aquella mesa de vidrio enfrente mío

—¿Quieres ir a festejar?

Levanté mi mirada para poder verlo mejor —No estaríamos festejando nada— dije mientras negaba

—¿Y eso qué?— preguntó mientras se acercaba a mi —Hay que festejar que por lo menos lo has intentado—

Negué una vez más y me pare para subir directamente a mi cuarto. No tenía ganas de llorar, pero me sentía decepcionada, tal vez una parte de mi sí queria compartir el sueño de mi padre.

Me quedé dormida toda la noche y toda la mañana, hasta que se escuchó un golpe en mi puerta, sabía que era mi papá y me sentía culpable, él no tenía la culpa de nada y aunque ayer no me obligó ni a bajar ni a comer, sabía que estaba haciendo mal en dejarlo ahí, aislado y solo. Hable para que me escuchará y pasará, yo seguía acurrucada con mis sábanas

—Cariño, no dejes que esto te afecte— hablo suave y tranquilo mientras se sentaba a mi lado y acariciaba mi cabello

—En el fondo de mi corazón si quería ser aceptada papi— solloce mientras lo abrazaba de la cintura aún acostada

—Lo sé cariño, pero hay veces que ni al mismisimo mejor actor lo escogen

Me quedé en silencio, ¿será que hasta el Chalamet es rechazado?, me dio mucha risa pensar en varios actores en mi caso, seguro que ellos están disfrutando de estar en su casa y salir a pasear a su perro.

—Tienes razón pá, vendrán después cosas para mí

Y sin más me pare de la cama. Ya sabes lo que dicen Borrón y hoja nueva.

Charlie bushnell Donde viven las historias. Descúbrelo ahora