𝙲𝚘𝚗𝚌𝚕𝚞𝚜𝚒ó𝚗

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   Luego de haber desarrollado todos los pros y contras de cada tipo de amor, es probable que caigamos en que no existe alguno que sea perfecto en su totalidad, porque aunque todos tengan sus ventajas, siempre existe el mínimo perjuicio ya sea para el amante o bien para la pareja. Pese a esto, hemos de entender que cualquier clase de amor, ya sea Eros, Filia o Ágape, si se lleva a cabo con conciencia y se canaliza correctamente, puede convertirse en algo duradero, estable y una fuente de alegría que nos anima y conduce a ser mejores personas cada día. Solo que, como siempre, todo depende de nosotros y de las decisiones que tomemos. Yo creo personalmente que -hablando ahora específicamente de las relaciones románticas-, el tipo ideal se compone de la combinación de los mejores aspectos de los tres, conformando así un amor con la pasión y reciprocidad de Eros, la fraternidad y admiración de Filia, y la espiritualidad y entrega características de Ágape. Es de esta manera que lograríamos crear un amor perfecto, sin desventajas ni problemas, que es, en el fondo, lo que todos buscamos.

   Para finalizar, solo me queda afirmar que el amor es, efectivamente, el sentimiento más bello que existe y que el humano pueda, sea de la manera que sea, demostrar. Y es que, al fin y al cabo, es lo único que perdurará por siempre. Los vientos nos paralizarán de frío, el cielo se teñirá de rojo y los árboles se desgastarán hasta las cenizas. Sin embargo, no me cabe la menor duda de que incluso allí, el amor seguirá existiendo. Sé que en alguna parte del planeta, en algún lugar recóndito de lo extenso que es el universo, habrán dos personas que se estarán mirando, tal vez a los ojos, y divisando a través de ellos al alma que siente por detrás de la corteza de la piel. A pesar de cualquier escenario, de cualquier caos o invierno perpetuo, ellos se estarán amando, ya sea pasional, fraternal o incondicionalmente; y esa será, entonces, la muestra más grande de que el corazón no fue hecho solo para bombear sangre, sino también para sentirla arder por el de alguien más, y el fuego creado a partir del roce de sus miradas los enardecerá y acobijará hasta que la eternidad se canse de ser eterna y el sol termine por apagarse, envidioso de que exista una luz más fulgente que cualquier estrella que en el Empíreo pudiese llegar a suspenderse.

Eros, Filia y Ágape: el amor y sus formas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora