MATTEO
Llegamos a Nápoles y mis guardaespaldas fueron los encargados de llevar nuestro equipaje hasta nuestra casa. Atenea parecía algo decaída pero sinceramente me da igual, tengo demasiadas cosas en la cabeza como para tener que anotar otra a la lista.
Cuando llegamos a la casa los guardaespaldas dejaron el equipaje en el pasillo mientras Atenea me seguía.
-Tienes para elegir entre dos habitaciones, puede ser o la de enfrente de mi despacho o la que está al fondo- dije señalando ambas habitaciones -Pero tienes totalmente prohibido entrar en mi despacho o en mi habitación, que es la que se encuentra a la derecha del despacho- dije serio.
-Entendido, elegiré la que está frente al despacho- dijo abriendo la puerta y dándole un barrido con la mirada.
-Esa tiene vistas al jardín, pero la otra es más grande.
-Prefiero está, tiene un pequeño balcón- dijo mirando el balcón con una sonrisa que me resulta demasiado empalagosa.
-Quédate con la habitación que quieras- dije mirándola por última vez antes de salir de la habitación -yo tengo que ir a la oficina a arreglar unos papeles, volveré para la cena- dije y me marché dejándola con la palabra en la boca.
No podía pasar más tiempo con ella, ya había retrasado algunas llamadas para ir a recogerla al aeropuerto, y eso no puede volver a pasar. Se que será mi esposa en unos días, pero solo será por dos años, cuando pasen los dos años volverá a España y yo volverá a mi vida normal. Voy a echar de menos la soledad que solía tener antes de todo este follón del papeleo para ascender en la empresa y tener que casarme.
Sinceramente todavía no le veo la lógica a tener que casarme para poder ascender de rango en la empresa de mi propia familia, pero el presidente de Italia le envió a mi abuelo una carta de protesta ya que en su opinión un muchacho de tan solo 24 años no debería estar al cargo de una empresa tan grande como es "L'Impero Bianchi", pero la única forma que tuvo mi abuelo de convencerlo que sería bueno para el cargo fue explicarle que cuento con el apoyo de una esposa, cosa que hizo al presidente cambiar de opinión, aunque nos costó bastante.
......
21:30
Ya he terminado todo el papeleo, es sorprendente pero esta vez me ha tomado menos que habitualmente así que emprendo camino a casa.
Llegué a casa casa y mi empleada, Cecilia ya había preparado la cena.
-Buon pomeriggio Matteo- dijo Cecilia colocando la comida en la mesa.
-Buon pomeriggio Cecilia- contesté educadamente.
Subí las escaleras en dirección a mi despacho para soltar las cosas del trabajo.
Cuando de repente una voz conocida proveniente del único cuarto entreabierto llamó mi atención, no me considero una persona cotilla, pero decidí escuchar la conversación de todas formas. Se trataba de Atenea que al parecer está haciendo video llamada con otra mujer que no sé quien es.
-Atenea, te he dicho que seas sincera
-Y yo te he dicho que no me he fijado, no llevo ni un día aquí Artemisa por favor, ¿cómo voy a fijarme en eso?- dijo con un tono cansado.
-Nea soy tu hermana y te conozco mejor que cualquiera, pero si quieres seguir engañándote a ti misma adelante
-Está bien- dijo suspirando -si que me he fijado y la verdad es que es bastante atractivo pero es muy serio, demasiado diría yo- dijo haciendo una pausa -pero no voy a quejarme cuando me está dejando vivir en su casa de manera totalmente gratis.
-Wow, ¿parece que estás viviendo como bella?
-Más o menos, solo que él no es una bestia que se transforme en un príncipe- dijo soltando una ligera carcajada.
-¿Tiene una biblioteca?
-No lo he mirado, pero tampoco voy a comprobarlo, no quiero parecer que esté deambulando por su casa.
-Técnicamente también es tu casa, vas a vivir ahí por dos años más o menos.
-Lo sé, pero sigue siendo su casa, si el no me deja pagarle una parte entonces no miraré la casa, me pasaré el día en mi habitación y ya está.
-Bueno, también puedes irte a la playa si no quieres estar siempre en tu cuarto
-No voy a estar siempre en mi cuarto, cuando pase la boda volveré a trabajar en "Bianchi Tessile" y empezaré a hacer deporte otra vez, ya echo de menos correr.
-Atenea tienes que dejar de obsesionarte con el deporte y la dieta, no llevas ni un día sin correr y ¿ya lo echas de menos?- dijo con un tono que expresa firmeza y pena a la vez -Ya sabes lo que pasó la última vez Nea, no quiero que vuelva a pasar- dijo con una voz que expresaba una preocupación total.
¿De qué ultima vez se refiere? ¿Qué pasó la última vez? Tengo que descubrirlo, pero no por que me preocupe por Atenea, a ver, si que me preocupo un poco pero sólo por que va a ser mi esposa nada más. Descubriré el por qué.
-¿Qué vas a cenar Atenea?
-Pues no lo sé, hay una empleada y me ha preguntado que me apetecía cenar, ha sido muy maja y le he dicho que hiciera lo que quisiera así que no se que habrá preparado.
-Nosotros vamos a pedir chino para cenar, mamá ya está muy bien y le ha apetecido comer chino así que no hemos podido negarnos.
-Me alegro mucho de que mamá esté bien.
-Bueno Atenea voy a colgar la video llamada que mamá tiene que ducharse y tengo que ayudarla, ¿hablamos mañana?
-Si claro, os quiero mucho, adiós.
-Adiós copia.
Al parecer la video llamada acabó así que toqué la puerta con los nudillos
-¿Sí?
-La cena ya está en la mesa, baja cuando quieras- dije y me largué escaleras abajo a cenar.
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Dime que me quieres
RomanceElla es una chica sencilla, guapa y muy atractiva. Es una chica muy dulce y amable, siempre trata de contentar a los demás y se preocupa mucho por el bien de su familia. ¿Su mayor sueño? crear su propia marca de ropa. El es el soltero más codiciado...