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[16]: Los Dioses Nos Castigan Por Impertinentes Y Uno De Nosotros Termina Siendo

Percy Jackson
❛Los Dioses Nos Castigan Por Impertinentes Y Uno De Nosotros Termina Siendo El Sacrificio.❜

El agua es agradable.

Si estuviera en una piscina o en el mar nadando, podría estar horas e incluso toda la noche en el agua. Que irónico, cuando era un niño, le tenía miedo a nadar y cuando crecí empecé amar el sentir ese líquido transparente circular alrededor de mi cuerpo, como si fuéramos uno solo.

Pero ahora, con Grover y Annabeth hechandome agua de forma incómoda en una fuente afuera del museo, con la risa de Nerissa de fondo, lo estoy odiando.

— Esto es incómodo — les informo con una mueca y cierro la boca con rapidez cuando Annabeth me lanza agua en la cara.

— El agua ayudara a eliminar el veneno en tu sangre y sanaras — me afirma con confianza Annabeth con un suspiro irritada.

Levanto la mirada para ver a la pequeña ninfa pero el flash de su cámara me aturde unos segundos. Aveces olvido que ella le gusta tomar fotos a lo que le causa interés. Tal vez sea para tener recuerdos.

La platica de hace unos minutos atrás regresa a mi mente como un torbellido y mi corazón late con rapidez de solo recordar la forma tan bonita que ella se expresaba del amor. Es decir, al ser hija de Afrodita, ya debe tener un concepto y como ella lo entiende es casi poético.

Su mirada brillante al decir cada palabra junto con la suavidad de su voz, dejaría a cualquiera refeccionando y preguntándose cuando uno mismo va a experimentarlo.

No pude evitar ponerme nervioso cuando terminó de decirme su concepto porque... porque creo que lo estoy experimentando.

O tal vez estoy confundido.

¡Agh! ¡¿porque mis sentimientos son tan difíciles?!

¿Porque mi cabeza me dice que estoy confundido pero mi corazón dice que me he enamorado?

¿Quién tiene la razón?

Si mamá estuviera aquí, ella me hubiera ayudado a saber lo que siento.

— ...ercy... ¡Percy! — me sobresalto y parpadeo saliendo de mis pensamientos girando mi rostro a Grover, que me mira expectante sin dejar de hecharme agua — ¿Qué tanto piensas?

— Está en debate con sus sentimientos — le contesta Annabeth de forma aburrida por lo que me giro a verla con sorpresa y el bufido divertido que Grover suelta hace que me sonroje — Sí. Eres muy obvio.

— Tal vez estoy confundido — me defiendo.

— Tú mirada es tan clara como el agua que te estamos hechando — refuta Grover empapando mi cabello — Amigo... enserio quieres decirnos que solo la vez como una amiga.

— La veo como mi amiga — le explico con pesadez y poso mi mirada al frente con una mueca.

Siento un jalón en mi cabello y veo a Annabeth indignado.