Todos los días a las nueve de la mañana salgo de casa para ir a dejar a mis hijos a la escuela, mientras tanto, mi marido se queda en casa preparando el desayuno.
Mientras salgo de casa y acomodo las cosas de mis niños en el auto, noto como mi vecino raro me observa fijamente desde su ventana, lo único que sé de él es que tiene alrededor de treinta años, vive solo y al parecer no es muy sociable, lo que sí destaco es que no es para nada feo, tez blanca, delgado, pelo negro y ojos azules.
Siento su mirada en mi culo, por lo que me doy vuelta y lo reto con la mirada, me abro el escote de mi sudadera que me llega hasta la mitad del abdomen y me giro para entrar a mi casa, se que lo disfruta porque siempre lo noto observándome.
Tiempo después de haber ido a dejar a mis hijos, llego a casa, desayuno con mi esposo y luego se va al trabajo.
Empiezo a lavar la loza con música a todo volumen.
De un momento a otro siento que algo toca mi culo, algo duro, siento una respiración en mi cuello y alguien me toma de la cintura.
De seguro es mi esposo.
-Amor ¿Que se te quedó? -le digo cerrando los ojos mientras me besa el cuello y restriega su notable erección en mi culo.
-Nada -dice una voz que me deja petrificada, no es la de mi esposo.
Me volteo rápidamente encontrándome con mi vecino.
-¿Que haces aquí? -le pregunto confundida - Creo que te equivocaste de casa.
-Vengo a buscar lo que es mío -responde en un tono seco.
-¿De que hablas?
Se me acerca y me arrincona entre un mueble y el.
-No sabes lo loco que me vuelves -acerca su nariz a mi cuello - Tu me perteneces.
-Estoy casada y le pertenezco a mi esposo -digo.
-¡NO! -golpea el mueble - ¡Eres mía!
Me toma del rostro y me empieza a besar salvajemente, algo en mi se enciende, el hecho de estar besándome con otro hombre que no es mi marido me excita bastante.
Engañar a mi esposo nunca se me pasó por la mente, pero esta vez me dejé llevar.
Creo que todos estos meses (cinco, para ser exactos) sin sexo se me acumularon y explotaron con el primer hombre que se me insinuó sexualmente.
Le respondo el beso de la misma manera, lo tomo del cabello mientras que el me toma de la cintura apegándome lo más posible a el, luego sus besos bajan a mi cuello, succiona tan fuerte que seguro dejarán marcas, las tendré que tapar con maquillaje, masajeo su miembro por encima del pantalón, mi coño se siente húmedo y ansioso por su tacto.
Rompo el beso y lo tiro del brazo para que suba conmigo a mi habitación.
Al llegar lo tiro en mi cama y me subo arriba de el, le beso el cuello succionando fuerte para que a él también le salgan marcas, el baja el cierre de mi sudadera y mis tetas gordas y firmes quedan expuestas ante el, si, no estaba usado ni camiseta ni brasier.
El por un pequeño momento besa mis tetas pero yo me muevo, le quito los pantalones y me meto su enorme polla a la boca.
El me toma del cabello guiándome y enterrándomela hasta la garganta, seguimos así hasta que se corre en mi boca y yo me trago todo su semen.
Luego me quito mis bragas y de una sentada me entierro en su rica y gran polla, brinco y brinco arriba de el mientras me mueve con sus manos en mi cintura.
-No sabes cuanto tiempo esperé esto maldita sea- dice en un gemido -Odio que ese hijo de perra te tenga solo para el.
Me levanto de su polla y me siento en su cara, el me come el coño como un puto dios, lame y succiona, dejándome loca.
Me vuelvo a sentar en su hinchada polla con movimientos rápidos hasta que me corro y el se corre en mi interior.
-Ponte en cuatro -me dice.
Yo sin dudarlo acato las reglas.
Me pongo en cuatro y siento como de a poco se empieza a enterrar en mi ano, nunca lo había hecho por atrás, pero me está gustando, se entierra entero, siento un leve dolor pero soportable, el se queda quieto por un momento y luego de acostumbrarme a su tamaño empieza a embestirme bien duro y rico, hasta que se vuelve a vaciar en mi interior.
Acerca su cabeza a mi culo y me lo empieza a comer, mete su lengua hasta el fondo y yo me retuerzo de placer, sigue así hasta que me corro en su cara.
Luego de eso me acuesta en la cama y entra por mi coño mientras me besa la boca y me masajea las tetas, escuchar sus gemidos me excita demasiado, seguimos así hasta que ambos nos corremos.
Luego de una larga y rica sesión de sexo caímos rendidos en la cama.
-Me encantas -me dice.
-Tu a mi también, pero estoy casada, tengo hijos -le digo - y nos llevamos por cuatro años.
-Abandónalos, déjalos y ándate conmigo, yo te voy a tratar como una reina, te voy a follar todos los días y seremos felices juntos -dice con los ojos cerrados.
-No, me siento bien con mi familia ademas esto fue solo un revolcón, no significa que solo por tener sexo contigo una vez voy a dejar a mi familia de lado.
Tomo mi teléfono y miro la hora.
-Son las cuatro treinta, debo ir a buscar a mis nenes, será mejor que te vayas -digo poniéndome la ropa.
-Yo te quiero para mi -dice mirándome fijamente desde mi cama.
-Pero yo no, así que mueve tu culo y sal de mi casa.
El se levanta y se viste en silencio.
Cuando termina de vestirse lo guío a la puerta.
-Adiós -abro la puerta.
El se acerca a mi y me besa la mejilla, sus besos empiezan a bajar a mi cuello pero yo lo detengo.
-Adiós -repito.
-Adiós -se da la vuelta y se va.
Luego se ese día no volvimos a coger, pero se que el me observa todo el tiempo.
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Relatos eróticos
RomanceADVERTENCIA contenido explícito +18 Hay relatos heteros y lesbian 🫦🫦 En algunos relatos, la introducción al ñaka ñaka es un poco larga, pero vale la pena porque hace que tenga más sentido la historia. Escribo lo q se me ocurre.