ENOUGH FOR YOU [Jacob Black• Crepusculo]

-°•'★ＣＡＰＩＴＵＬＯ １３！°•'★-

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Mari se despertó con mucha más alegría que los últimos días, miró su calendario, en tres días tendría que irse con sus tíos a New Shoreham. La idea de irse cada vez sonaba mejor, a pesar de tener miedo por no saber cuando iba a volver.

Mari se preparó para "ir a clase", tenía que fingir si quería seguir teniendo la poca libertada que le quedaba, se rizó las pestañas y arregló un poco más el pelo. Se había prometido no hacerse ilusiones con Jacob, pero eso no quería decir que se iba a rendir. Era la última oportunidad que le daba al romance o al menos al suyo con Jacob, guardó menos cosas en su mochila para no cargar cosas de más y bajó con rapidez

—Vamos viejita. —Le dijo a Bella con insistencia.

—Sé que eres una genio y todo eso pero, nadie tiene tantas ganas de ir a clase. —Dijo Bella mirándola con una ceja alzada.

Mari rodó los ojos con una sonrisa en los labios y ambas hermanas se despidieron de su padre antes de montarse en la camioneta de Bella. No tardaron mucho en llegar a la escuela, Bella se despidió con rapidez y caminó hacia los autobuses, que tenían preparados para la clase de biología ,para ir a un invernadero.

Mari sacó su teléfono para escribir a Jacob. <<Nos vemos en la parte de detrás de la escuela, delante hay mucha gente >> Mari se alejó procurando que nadie importante la viera y llegó a la parte de atrás.

Mari esperó ahí durante una media hora, no había recibido respuesta de Jake y estaba empezando a impacientarse. Mari se giró para marcharse casi chocando con Embry.

—¿Em? ¿Qué haces aquí? —preguntó extrañada.

—Jacob me ha pedido que te avise que no puede venir, se ha puesto enfermo.

—¿Está muy mal?

—Podría estar peor, pero no tiene fuerzas para salir de la cama.

Mari suspiró asintiendo, se alegraba de que Jacob no tuviera intenciones de dejarla plantada pera no le alegraba saber que él estaba enfermo, le apetecía disfrutar sus últimos días en Forks junto a su amigo.

—Vamos, no quiero que te pierdas todas las clases de hoy. —Ella bufó. —Podrías haberme mandado un mensaje.

Embry se rió pasándose las manos por el pelo. —Tienes razón no lo he pensado muy bien.

Ambos caminaron hasta la reserva, charlando con tranquilidad. No llegaron hasta la escuela de la reserva ya que, la intención de Mari era colarse en la habitación de Jacob para ver como estaba. 

La chica se despidió de Embry y caminó hasta la casa del Quileute. llegó hasta la ventana de Jacob la cual estaba ligeramente abierta, el chico tenía la mala manía de dormir con la brisa golpeando su cara. La abrió y lanzó su mochila sin mucho cuidado, escuchó un quejido desde dentro y saltó entrando la habitación aterrizando sobre la cama, y parte del cuerpo de Jacob.

—¡Ah! —Se quejó Jacob. Ella le tapó la boca escuchando las ruedas de la silla Billie acercarse.

—¿Jake estás bien? —Preguntó Bille desde el otro lado de la puerta, Jacob la miró con la ceja alzada y ella le destapó la boca, rezando que no la delatara.

—Si, solo me he dado un golpe en el pie mientras buscaba una cosa. —Mintió el pelinegro, la voz de Jacob sonaba rasposa por culpa del resfriado.

—Vuelve a la cama, hijo. —Dijo el mayor mientras se alejaba.

Mari soltó un suspiro y Jacob empezó a reírse mientras Mari se dejaba caer a su lado, tirando la mochila hacia el suelo. 

—No te rias idiota. —Susurró Mari dándole un ligero codazo.

—Solo a ti se te ocurre entrar por mi ventana. ¿Eres un príncipe que viene a salvar a la princesa dormida? —Bromeó bajando su tono de voz.

—Bueno, no estás dormido pero si enfermo, y tienes pelo de princesa. ¿Qué otra cosa podía hacer? —Le siguió la broma.

—¿Y por qué no me has besado todavía? —Dijo acercando la cara a la de Mari con una sonrisa ligera.

¿Por qué no le besaba todavía? Era una buena pregunta, se peinaba y se maquillaba para impresionarle, salía con el a todas partes y le contaba todo. ¿Entonces porque no le besaba?

Mari pudo sentir sus mejillas calentarse, ella se inclinó hacia él y le beso en la mejilla, él rodó los ojos.

—Que poco romántica. —Se quejó él.

—Estás enfermo, no pienso besarte. —Se excusó ella, él la miró ofendida. —No me mires así, si no caminaras descalzo no estarías enfermo.

Ambos rieron en un tono bajo para no ser atrapados, a Mari no hubiera importado enfermarse, y mucho menos por un beso. Pero no era el momento, o al menos ella sentía que no era el momento para dar aquel paso. Simplemente quería estar allí tumbada junto a libres de los problemas familiares y sobrenaturales, riendo por tonterías y bromeando como adolescentes bobos. Lo que eran.

A Mari le costaba disfrutar de su edad, siempre teniendo que esforzarse más por sus capacidades mentales, teniendo que indirectamente cuidar de su padre, y ahora de Bella, y teniendo que madurar antes que los demás para poder afrontar el mundo sobrenatural. Le frustraba recibir trato de niña por desconocidos pero, al mismo tiempo, sentía lo mismo cuando un conocido la trataba como adulta.

A veces nada era suficiente para los demás y eso hacía que nada fuera suficiente para Mari, sabía que todos tenían algo que decir sobre ella, incluso si Marilyn hubiera creado una penalidad distinta para cada persona. ¿Pero qué tenía que decir Jacob de ella? ¿Era ella suficiente para él o sería siquiera suficiente para evitar que él se fijara en su hermana? 

Prometerse a sí misma era muy fácil decirlo, pero hacerlo era más complicado. Por ahora se tumbaría entre sus brazos y pretendería que era amor.

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