Capítulo 33 "Más allá de la vida y la muerte"

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Enseguida me puse de pie también.

           — ¿Hablaste con el Dr. Triana? ¿Él te lo contó?! - le pregunté confundida.

           — ¡Sí, él me lo contó! ¡Me contó de la "posibilidad" que existía de que pudieses tener la enfermedad! ¿Sabes cuántas cosas son posibles en este mundo? Todo es posible...pero muchísimas menos cosas son "probables". Yo me aferré a la probabilidad de que ibas a despertar en cualquier momento, y tú te quedaste con la posibilidad de que te podrías morir ...¿en cuánto?! ¿10 años?! ¿20 años?! ¡Preferiste tirar todo a la basura por una jodida posibilidad!

          — ¡Pretendía cuidarte a ti! - exclamé desesperada.

          — ¡No! Te estabas escondiendo en tu propia pena, y ni siquiera me diste la oportunidad de elegir si quería quedarme o no.

Buscó mis manos de vuelta y me miró con tristeza.

         — Yo quería quedarme...quería acompañarte en cada visita al médico, quería abrazarte cada noche que no pudieras dormir, quería cuidarte todo ese tiempo que Vivian tuvo que hacerlo...quería estar contigo y sostenerte de la mano cuando te revelaran los resultados de las pruebas...

       — Muchos de esos momentos ya no podrán volver — le dije mientras sacaba del bolsillo de mi chaqueta el sobre — pero de este todavía puedes formar parte...si aún lo quieres.

Lo tomó en la mano y volvió a mirarme limpiando las lágrimas que corrían por sus mejillas sin parar.

         — ¿Aún no lo has abierto? - me preguntó con asombro.

Negué con la cabeza y suspiré antes de responder.

      — Podría mentir y decirte que estaba esperando este momento, pero la realidad es que me muero de miedo de lo que hay dentro. Lo tengo hace dos días, y no me atrevo...no puedo hacerlo.

Por un instante creí derrumbarme. Tania me abrazó fuerte por un buen rato. Necesitaba mucho ese abrazo, sentirla cerca. Fue como si la oscuridad que me rondaba se disipara de repente. Nos separamos un par de centímetros y besó luego mi mejilla con aquella dulzura que solo ella podía darme. Me tomó de la mano y nos sentamos en el sofá de vuelta.

         — Recuerda...solo es una posibilidad– dijo poniendo el sobre en mis manos.

  La miré como si en ella estuviese toda la fuerza que necesitaba. Tomé aire y lo abrí. Comencé a leer en voz alta como si se tratase del diario de Isabel.

     " Estimada  Sra. Zoe Benítez"
       Los resultados de sus exámenes para
       el diagnóstico del Síndrome de Corea
        arrojan un 0,8% de probabilidad de
        que pueda heredar la enfermedad.
          Le recomendamos repetir los exámenes
         al menos una vez por año para descartar
          Cualquier malestar futuro.
                               Saludos, Jefe de Laboratorio
                                          Joaquín Guzmán

Simplemente no lo podía creer. Estaba como en pausa. Quería gritar, saltar, correr. Pero no podía mover ni un músculo.
Tania sostuvo mi mano temblorosa con fuerza una vez más y me sonrió.

           — Creo que eso nos da un poco más de tiempo ¿no?! – dijo rozando mi mejilla.

Aún mi corazón latía con prisa. Tomé su mano para besarla sutilmente y la miré dejando escapar un suspiro.

           — No quiero que te vayas a Dubai ni a ningún lugar sin mi  – le dije haciendo luego un puchero.

         — Dame un motivo para quedarme – respondió con una sonrisa y se mordió el labio.

   Tomé su cara con ambas manos y la besé. Quería darle tantos motivos como me fuera posible.
  Nos olvidamos del tiempo, de la exposición y de todo lo que se interpusiese entre su cuerpo y el mío. Nos despojamos de la ropa esa noche y nos hicimos el amor con las ganas acumuladas y el deseo que iba más allá de la piel. Y entonces fue que lo entendí. Nuestro amor estaba por encima de todo lo terrenal. Estaba  más allá de la vida y la muerte.

                          (...)(...)(...)

Hoy es un día importante para mi. Vinimos juntas a España para el bautizo de Isabela, la bebé de Yissel y Mario. Y lo último que quiero es restarle protagonismo a su celebración, pero tengo en el bolsillo de mi chaqueta el anillo que compré para pedirle a Tania que sea mi esposa. Quizás a Isabel y a Alika les hubiese encantado vivir ese momento. Yo quiero creer que lo harán  porque viven en nosotras, porque son las responsables de que nuestras almas se hayan encontrado. Y cuando mueran nuestros cuerpos en esta vida, nos iremos de la mano a algún lugar esperando que todo vuelva a empezar.

                                     FIN

PD- "Aunque las verdaderas historias de amor nunca encuentran final..."

Cuando las Almas se encuentran Donde viven las historias. Descúbrelo ahora