CAPÍTULO 8 (HUÍDA)

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Twyla bajó lentamente las escaleras, su dolor de cabeza persistió después de dos días. Dos días en los que no había visto o sabido nada de Mal.

Se sentó en la isla de la cocina dejando su mochila a un lado, miró su plato que contenía una tostada y huevos revueltos.

Ella simplemente lo apartó, solo de mirarlo sentía angustia. Sus ojos recorrieron el lugar hasta que vio a su madre sentarse en frente suya.

Esta vio la mochila encima de la mesa y miró inmediatamente a su hija.

"Hoy no irás a la escuela cariño." Twyla la miró a los ojos.

"Pero no puedo faltar más." Su madre rodó los ojos.

"Tu y yo sabemos muy bien que últimamente no has estado en clases. A demás, el fin de semana estuviste vomitando y con fiebre, no te dejaré ir." Ella resopló. "A demás, aún me tienes que contar como te hiciste eso." Tragó bien fuerte.

"La verdad es que no me acuerdo." Su madre entrecerró los ojos sin poder creerla.

"Faltaste a clases, ¿donde estabas entonces?" Su mirada se desvió sin saber que decir. "Se que estuviste en el bosque." Ella negó rápidamente arrepintiéndose de inmediato cuando un dolor punzante cruzó por su cabeza.

Hubo un largo silencio incomodo en el que Regina no quitó la mirada de su hija mientras que esta miraba al suelo.

"Entonces." Empezó la joven rompiendo el incomodo silencio. "Si no voy a la escuela, ¿puedo dar un paseo?" Sugirió.

"No." Dijo rotundamente. "Por que 1, no vas a la escuela por tu conmoción celebrar y 2, por que sé que irás al bosque." Ella se mordió el labio.

"Te prometo que no iré." Le suplicó a su madre.

"Esta bien, entonces iremos juntas." Ella gruño por lo bajo, frustrada.

"¿Sabes que mama? Tienes razón, iré a descansar." Se levantó de la mesa.

Agarró su mochila y volvió a subir las escaleras, estaba irritada de que no pudiera ir a ninguna parte y tuviera que quedarse encerrada.

Arriba en su cuarto ella asomó la cabeza comprobando que no la hubiera seguido.

"¡Voy a dormir un poco, así que no me molestes!" Gritó.

"Entendido cariño." Su madre le respondió desde abajo.

Suspirando aliviada entró en su cuarto, cerró la puerta trás de sí y se dirigió al escritorio.

Allí cogió su mochila y empezó a meter muchas cosas en ella, luego se la colgó a la espalda y fue hasta el balcón.

Cuando abrió las puertas está miró hacia abajo sin ver a su madre en el jardín, sonriendo para sí misma se colgó a los barrotes de la ventana y saltó.

Cuando sus pies tocaron el suelo se dio cuenta de que no tenía los zapatos puestos, golpeándose mentalmente no le dio importancia y corrió lejos de allí.

A mitad del camino ella se desvió y entró en el bosque, caminó un buen trecho hasta que llegó al lago, dejó caer la mochila en la hierba y saltó hasta llegar a las ruinas.

Miró hacia arriba cuando oyó el aleteo, sonrió al ver que era Mal pero su sonrisa se desvaneció al ver a Maléfica y el cuervo.

Al aterrizar la mujer mayor convirtió al pájaro en hombre, este la observó antes de saludarla.

"Que bueno ver que estás mejor." Habló Mal mientras le daba un gran abrazo.

"Si." Le devolvió el abrazo. Cuando se separaron no pudo evitar el escalofrío que emitió su cuerpo.

Twyla tragó bien fuerte y apartó la mirada cuando la madre la miró directamente.

"Veo que te encuentras mejor." Se acercó con su cetro.

"Mama." Su hija la miró, está rodó los ojos pero se acercó más a la niña.

"Siento mucho haberte tirado y causarte daño." Ella asintió lentamente.

Mal sonrió feliz antes de darle un beso en los labios suavemente a Twyla. Está se sorprendió pero de inmediato correspondió.

Cuando se separaron ambas juntaron sus frentes mientras se miraban a los ojos.

"Debo admitir que le haces feliz a mi hija." Interrumpió Maléfica. "Eres buena para ella." Twyla le sonrió a la mujer por primera vez.

"Creí que tenías clase hoy." Cambió de conversación la pelimorada.

"Así es pero mi madre dijo que descansara después del golpe." La madre bajó la mirada algo culpable.

"¿Aún te sigue doliendo?" Preguntó preocupada.

"Son secuelas, no te preocupes." Le aseguró.

"¿Y entonces que haces aquí niña?" Twyla miró a las tres personas en frente suya.

"Bueno, me escapé de casa y me quiero quedar aquí por un tiempo." Les informó sonriendo a medias.

"Pero tu madre se preocupará Twyla." Mal le dijo un poco sorprendida por lo que dijo.

Ella no contestó de inmediato, sus ojos estaban bajos mientras recordaba la discusión anterior y el recordatorio de hace minutos de que no podía volver aquí.

Se negaba profundamente a no volver cuando este lugar le hacia sentirse viva.

Sentirse viva después de cinco meses desde el fallecimiento de su padre.

"Estás tu, es lo único que me importa."

CIÉNAGAS //COMPLETA// ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora