—¿La fiebre a bajado? —Pregunta Tom acercando el dorso de su mano a mi frente.-—Estoy bien. —Alejo su mano abruptamente antes de que me toque.
Reacciona lanzandome una mirada como si quisiera matarme, lo cual, no me importa en lo absoluto.
—Dejame ver si estas bien. —Insiste con un tono de voz algo molesta, repitiendo la acción anterior pero esta vez consiguiendo su objetivo. Sus manos estaban frias como el hielo —. No, parece que ahora hay más temperatura. -Habla para si mismo, alejándose para buscar algo en un cajón.
Ruedo los ojos y me cruzo de brazos.
—Que estoy bien, me siento perfecta. —Alzo un poco la voz.
Escucho un suspiro.
—Pero que terca y MOLESTA eres. —Soltó frustrado, mirándome de reojo.
Entrecerre los ojos, mirándolo fijamente.
—Si tan molesta te parezco, entonces, dime, ¿qué sigues haciendo aquí?
El pelinegro da un paso hacia mi, dejándo lo que estaba haciendo.
Yo, con la espalda apoyada en el cabecero y las piernas estiradas sobre mi cama, subí unos centímetros mi cabeza para poder verlo mejor.
—Créeme, estar aquí contigo me es desagradable, pero Mattheo me dijo que te cuidara por ahora. —Aclaró con desdén.
—¿Y desde cuando haces lo que dice tu hermano, eh? —Enarque una ceja.
Noto como su expresión seria cambia cuando eleva levemente sus cejas y abre un poco sus ojos. Pero vuelve a su mismo semblante de antes rápidamente.
—Bueno... es porque... porque... —Parece que no encuentra las palabras correctas o, incluso podría decir que esta: ¿Nervioso?
—¿porque qué? —Frunzo el ceño.
Tom se queda en completo silencio mientras mantiene su mirada en mi, y, cuando abre la boca estando a punto de decir algo, la cierra de golpe desviando su vista a un lado. Se queda asi unos segundos hasta que vuelve sus ojos a mi dirección, ahora con el ceño también fruncido.
¿Por qué parece molesto?
Rarito.
Aunque no entiendo que sudece con él, sigo con mi expresión seria, mirándolo.
Mi corazón se acelera al verlo acercándose hacía mi. ¿Qué va a ser este desequilibrado? No me importa que sea mi cuñado, juro que voy a golpearlo si se atreve a...
—Ya duérmete y deja de ser tan odiosa. —Interrumpe mis pensamientos, y me da un leve empujón con su dedo índice en la sien.
Quedo inerte un instante, procesando lo que acaba de hacer Riddle.
Cuando reacciono lo veo ya a unos largos pasos de mi.
—¡Oye! —Me quejo.
No le estoy viendo la cara, pero puedo asegurar que tiene una molesta sonrisa burlona en su insoportable rostro.
Me acomodo en la cama dejando caer mi cabeza hacia atrás y subiendo mi mirada hacia el techo, prefiero sólo ignorarlo.
Han pasado ya unos largos y muy aburridos minutos. La habitación, por suerte, ha esta en un profundo silencio. En todo este tiempo no me he molestado en ver a Tom, siendo sincera no me importa lo que esté haciendo.
Mi mirada sigue fija en lo que se encuentra arriba mio mientras pensamientos vienen a mi mente.
Sigo sin entender que hago aquí. Sola. Con Riddle mayor. Mattheo deberia de estar aquí, no Tom. Supongo que no soy su prioridad.