Verónica estaba teniendo un día terrible y ni siquiera eran las ocho de la mañana aún, de hecho ni siquiera había puesto un pie en su casa, la mujer se encontraba parada en el aeropuerto de la Ciudad de México a las seis de la mañana esperando sus maletas sin haber dormido bien, con muchísima hambre y con unas extrañas ganas de llorar, además su agenda estaba llena durante toda la semana que seguía, lo cual agradecía su bolsillo pero ella misma no tanto porque apenas tendría tiempo de descansar, era sábado y solo tenía dos días para ponerse al corriente con sus hijos, a quiénes no había visto en cuatro meses.
"Así es la vida de una actriz famosa, aguántate." se decía mentalmente cuando se frustraba, pero una frase solo podría repetirse cierto número de veces antes de que resultara agotadora y la verdad es que a Verónica ya todo le resultaba cansado últimamente, solo quería darse un tiempo con sus hijos, Cristian ya había cumplido doce años y se había perdido la fiesta de cumpleaños, Michel tenía cinco y un niño pequeño necesitaba a su mamá más que nada, Verónica lo sabía y aún así se había ido a trabajar a Italia porque los colegios a los que iban sus hijos, su ropa y la comida no se iban a pagar solos; a veces Verónica recordaba las palabras burlonas de sus compañeros de universidad que le decían que una madre soltera no podría sobrevivir mucho tiempo por sí misma cuando veían su estómago abultado con desagrado, la verdad es que por momentos estaba tentada a darles la razón... pero recordaba las caritas de sus niños, de su mamá y de sus hermanos y decidía seguir, por ellos, y porque a ella nadie le iba a decir lo que podía y no podía hacer; con la bendición de Dios y la ayuda de su mamá lo estaba consiguiendo.
Mientras reflexionaba sobre todas las decisiones de vida que la habían llevado a ese momento en específico, un golpe fuerte la sacó de su ensoñación, con pánico miró que su equipaje se había caído y ahora estaba deteniendo el tráfico de maletas que salían por la banda transportadora, la gente la miraba con enojo así que se apresuró a recogerlo y comenzó a caminar rumbo a la salida. Hugo, su representante, le había dicho que mandaría un chofer pero la verdad Verónica no esperaba mucho de un hombre como Hugo López, así que se preparó mentalmente para tomar un taxi, era temprano así que no tendría que pelear por uno con las pobres almas desafortunadas que también salían del aeropuerto a las seis de la mañana.
Como ella lo predijo, no había nadie esperándola afuera, así que se apresuró a parar un coche, darle su dirección y poner las maletas en la cajuela, el viaje no era demasiado largo, planeaba cerrar los ojos y esperar la llegada su destino pero el conductor tenía otros planes.—Usted sale en las novelas... ¿no? —le dijo con una sonrisa emocionada, Verónica dejó de mirar por la ventana y se encontró con los ojos del hombre a través del espejo retrovisor, una sonrisa salió naturalmente de ella y respondió.
—Ay... ¿a poco me vió?
—Claro, hasta vi la película que hizo con Juanga— le dijo divertido—. Miré, señito', no es por nada, pero todos en la casa nos dormíamos bien tarde por ver Los Ricos También Lloran.
—¡Ay, no me diga! ¡Qué gusto! Que alegría... ay no, no sabía si ese proyecto le iba a gustar a la gente... que bueno que sí, señor... ¿Cómo se llama?
—Francisco, señora.
—Ay, pues muchas gracias, señor Francisco, en verdad, por el público es por quién se logró que esa novela tuviera éxito... ¡Y gracias a su familia también! —Verónica estaba encantada, ni todo el cansancio del mundo la podría hacer tratar mal a la gente que veía sus novelas o los programas donde ella salía.
—Señora... perdón si la molesto, pero... ¿me puede firmar un autógrafo? —en un alto, el taxista abrió un compartimiento del coche y sacó una libreta y una pluma, ofreciéndola a Verónica pero deteniéndose a último momento—. Claro que si la molesto... mejor no.
ESTÁS LEYENDO
Pecado Original (VerAna)
RomancePara Verónica vivir en medio de los reflectores de un México en plenos años ochenta no era fácil, todos estaban pendientes de sus pasos y decisiones, listos para juzgar en cualquier momento, por eso hacía todo lo posible para evitar el escándalo...