Capítulo 4.

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Este capítulo me quedó un poco más largo que los otros pero tengo el presentimiento de que les va a gustar, especialmente las últimas partes. Disfruten ;))

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No tenía idea de cuánto tiempo dejó a Guillermo con la mano que sostenía el vaso extendida pero había que darle crédito porque su sonrisa encantadora no había vacilado ni un solo segundo, Verónica estaba como hechizada... pero no por el hombre frente a ella, si no por el perfume de Ana que, aunque ya no estaba a su lado, aún le llegaba ligeramente, de hecho fue la tos incómoda de la mujer lo que la hizo reaccionar; con rapidez le arrancó el vaso a Guillermo y puso unos centímetros de distancia entre ambos. Daniela miraba toda la interacción profundamente interesada mientras los ojos de Ana evitaban detenerse en Verónica y el hombre a su lado.

—Ana —dijo llamando su atención—. ¿Ya conoces a Guillermo?

—No... no tengo el gusto —respondió con una mueca. Guillermo por fin decidió girarse a mirarla pero no pareció muy interesado en ella aunque le dedicó una sonrisa que se veía francamente falsa.

—Mucho gusto, señorita —extendió una mano que Ana estrechó con firmeza.

—Igualmente, señor.

Mirar esa interacción hizo sentir a Verónica profundamente incómoda, algo en Guillermo y Ana conviviendo no le gustaba... ni siquiera sabía por qué y no quería detenerse a analizarlo en ese momento porque estaba bajo la atenta mirada de Daniela que era bastante perspicaz para su propio bien.

—Gracias por la bebida, Guillermo... —dijo Verónica esperando romper la tensión.

—Cualquier cosa para ti, señora.

Por el rabillo del ojo notó a Ana hacer un movimiento repentino con la cabeza pero cuando volteó a mirarla ya estaba de regreso a la misma postura de antes. Con toda la sutileza que fue capaz de reunir, Verónica se movió de tal forma que quedó junto a la mujer de ojos rasgados y frente a Guillermo.

—¡Y gracias por llamar a Juana para que limpiara el vaso! —agregó Daniela, acto seguido se acercó a la mujer que acababa de terminar de limpiar—. Y gracias a ti, Juana, te prometo que no haremos más desastre para darte menos trabajo.

Daniela abrazó a Juana, quien rió y negó con la cabeza, alejándose con el recogedor, la escoba y un montón de vidrios en una bolsa negra.

—Un encanto la Juanita, por favor ya no tiremos más vasos para evitarle más trabajo. ¿Si, Vero?

—Sí, Daniela, te lo prometo —dijo Verónica divertida.

—¿Tiraste el vaso? —le preguntó Ana con curiosidad.

—Sí, fue un accidente —respondió Guillermo antes de que Verónica pudiera decir algo, su tono sonaba ligeramente defensivo.

—Yo no dije que hubiera sido a propósito —le dijo Ana de la misma manera.

Daniela, sintiendo el ambiente tenso, intervino de inmediato.

—Guillermo, creo que Victoria te andaba buscando.

—¿Victoria?

—Sí. Andaba ese rato por ahí afuera, yo creo que era urgente, mejor ve a ver qué pasa.

—Ah —dijo con confusión, miró a Verónica como esperando que interviniera pero ella solo se encogió de hombros—. Bueno... voy a ver qué necesita. Te veo al rato, Vero... supongo.

—Sí... y gracias por la bebida otra vez.

Verónica le dirigió una sonrisa educada, Guillermo tomó su mano y la volvió a besar antes de entrar a la casa de nuevo, en cuanto salió el ambiente se sintió más ligero y Verónica pudo respirar con más tranquilidad.

Pecado Original (VerAna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora