La Reunión y la Decisión

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La casa de Jessica y Mark estaba llena de risas y el bullicio de amigos cercanos. La pareja había organizado una reunión para compartir una noticia importante y, por supuesto, todos estaban emocionados. Emily y Sarah llegaron juntas, saludando a todos mientras se movían por la sala decorada con globos y guirnaldas.

Laura, la amiga de Emily, ya estaba allí, junto con otros amigos del grupo: el siempre bromista Dr. Tom, la encantadora Dra. Maria y el serio pero amable Dr. David. Todos eran colegas del hospital y amigos cercanos.

—¡Emily, Sarah! —gritó Laura, levantando su copa—. ¡Vengan aquí!

Se unieron a Laura, quien ya parecía estar en un estado de euforia.

—¡No pueden creer lo que nos contarán hoy! —dijo Laura, con una sonrisa traviesa—. ¡Estoy tan emocionada!

Jessica y Mark se pararon en el centro de la sala, atrayendo la atención de todos. Jessica dio unos saltitos de emoción antes de hablar.

—Queridos amigos, queremos compartir una noticia increíble con ustedes. —Jessica hizo una pausa dramática, disfrutando del suspenso—. ¡Vamos a tener mellizos!

Hubo un coro de felicitaciones y aplausos. Emily y Sarah se unieron a la celebración, aunque Emily notó que Sarah mantenía una expresión más neutral. Se acercaron a abrazar a Jessica y Mark, quienes estaban radiantes de felicidad.

—¡Esto es increíble! —dijo Emily, abrazando a Jessica—. ¡Felicidades, chicos!

—Gracias, Em —respondió Jessica, sonriendo—. Estamos tan emocionados.

Después del anuncio, la fiesta continuó con más alegría. Sin embargo, Emily notó que Sarah se dirigía al balcón. Decidió seguirla, sintiendo que había una conversación pendiente.

Al salir al balcón, Emily encontró a Sarah mirando pensativa al horizonte.

—¿Estás bien? —preguntó Emily suavemente.

Sarah suspiró, sin apartar la vista del paisaje.

—No lo sé, Em. Ver a Jessica y Mark tan emocionados me hace pensar en nosotros y en lo que realmente queremos.

Emily se acercó, tocando suavemente el brazo de Sarah.

—¿Y qué es lo que tú quieres, Sarah?

Sarah se volvió para mirarla, sus ojos llenos de confusión y preocupación.

—No quiero tener hijos, Emily. La idea me aterra. Lo que pasó con el niño en tu quirófano solo reafirma mis miedos. No sé si podría soportar algo así.

Emily sintió una punzada de dolor, pero también entendía el miedo de Sarah.

—Lo sé, Sarah. Y honestamente, no estoy segura de lo que quiero. Ver a Jessica y Mark tan felices me hace cuestionar muchas cosas. Pero si tú no quieres hijos, no podemos forzarnos a algo para lo que no estamos preparadas.

Sarah asintió, sintiéndose agradecida por la comprensión de Emily.

—Gracias por entender, Em. Necesitamos seguir hablando de esto, pero no aquí, no ahora.

Antes de que pudieran profundizar más en la conversación, Laura apareció en el balcón, tambaleándose un poco.

—¡Aquí están! —dijo Laura con una risita—. ¡Las tortolitas! ¿Qué están haciendo tan serias?

Emily y Sarah intercambiaron una mirada y rieron.

—Nada, Laura. Solo charlando un poco —respondió Emily, tratando de desviar la atención.

—¡No más charlas serias! —declaró Laura, levantando su copa—. ¡Es una fiesta!

El resto de la noche estuvo lleno de momentos graciosos, principalmente cortesía de una Laura cada vez más ebria. En un momento, Laura trató de hacer una demostración de baile que terminó en una caída cómica que hizo reír a todos.

—¡Estoy bien! —dijo Laura, levantándose con dificultad y una sonrisa deslumbrante.

Finalmente, la fiesta llegó a su fin y los invitados comenzaron a despedirse. Laura estaba claramente demasiado borracha para irse sola, así que Emily y Sarah decidieron llevarla a casa.

—Vamos, Laura. Te llevaremos a nuestro lugar esta noche —dijo Emily, ayudando a su amiga a levantarse.

—¡Mis héroes! —exclamó Laura, colgándose de los hombros de Emily y Sarah.

Al llegar al apartamento, depositaron a Laura en el sofá y la cubrieron con una manta.

—Buenas noches, Laura —dijo Sarah, sonriendo ante la vista de su amiga ya dormida.

Emily y Sarah se dirigieron a su habitación, exhaustas pero satisfechas de haber estado ahí para sus amigos y para Laura. Se abrazaron en la cama, encontrando consuelo en la presencia de la otra.

—Te amo, Sarah —susurró Emily.

—Y yo a ti, Em —respondió Sarah—. Pase lo que pase, siempre estaremos juntas.

Esa noche, ambas durmieron profundamente, sabiendo que aunque las dudas y miedos aún existían, enfrentarlos juntas era lo más importante.

El Camino Hacia NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora