Ahora ó nunca

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Emily se despertó temprano, sintiendo una mezcla de ansiedad y emoción. Después de su conversación con Sarah y su visita al hospital, su mente estaba llena de pensamientos sobre el bebé y lo que podría significar para su futuro.

Al llegar al hospital, fue recibida por Laura, quien notó inmediatamente su expresión preocupada.

—Buenos días, Em. ¿Todo bien? —preguntó Laura, con tono agotado.

Emily forzó una sonrisa y asintió.

—Sí, solo muchas cosas en mi mente.

Pasaron la mañana trabajando en casos rutinarios, pero Emily no podía dejar de pensar en el bebé abandonado. Durante el almuerzo, se reunieron con Tom, Maria y David en la sala de descanso.

—Emily, pareces distraída —comentó Tom mientras abría su tupper—. ¿Todo bien?

Emily se encogió de hombros, sabiendo que no podía seguir evitando el tema.

—He estado pensando mucho en... bueno, en tener hijos.

Todos la miraron, sorprendidos pero interesados.

—¿En serio? —preguntó Maria, inclinándose hacia adelante—. ¿Qué ha cambiado?

Emily suspiró, agradecida por la oportunidad de hablarlo.

—Hace unos días, tuvimos un caso de una joven que abandonó a su bebé en el hospital. Fue desgarrador. Y luego Sarah y yo hemos estado hablando sobre tener hijos. Al principio, ella no estaba segura y yo tampoco, pero ahora... no puedo dejar de pensar en ello.

—Entiendo lo difícil que puede ser —dijo David, siempre el más serio del grupo—. Pero también puede ser increíblemente gratificante.

—Sí, lo sé —dijo Emily, sonriendo débilmente—. Ver a ese bebé tan indefenso me hizo darme cuenta de cuánto amor tenemos para dar. Creo que quiero ser madre. Y quiero hacerlo con Sarah.

Laura la miró con ternura.

—Eso es maravilloso, Em. Sabes que Sarah y tú serán unas madres increíbles, ¿verdad?

Emily sintió una ola de emoción, sus ojos llenándose de lágrimas.

—Gracias, Laura. Solo espero que Sarah esté lista para esto tanto como yo.

—Dale tiempo —aconsejó Tom—. Sarah es fuerte y sabia. Si tú estás convencida, encontrarán la manera de hacerlo funcionar.

El resto de la tarde, Emily se sentía más ligera, habiendo compartido sus pensamientos con sus amigos.

Esa noche, durante una tranquila cena en su apartamento de Brooklyn, Emily no pudo contener más sus pensamientos. Después de un largo silencio, se armó de valor y miró a Sarah.

—Sarah, hay algo de lo que necesito hablar contigo —dijo Emily, sus manos temblando ligeramente.

Sarah dejó su tenedor y miró a Emily con preocupación.

—¿Qué pasa?

—Sé que hace años acordamos no tener hijos, pero… no puedo dejar de pensar en ello. Mi trabajo con los niños me ha hecho desear ser madre.

El silencio que siguió fue denso. Sarah miró a Emily, sintiendo una mezcla de sorpresa y confusión. Habían acordado no tener hijos, y esa decisión había sido una parte fundamental de su relación.

—Emily… —comenzó Sarah, tratando de encontrar las palabras adecuadas— esto es… inesperado.

—Lo sé, y no espero que decidas ahora mismo. Solo quería que supieras cómo me siento. He estado guardando esto dentro de mí durante mucho tiempo.

Durante las semanas siguientes, Sarah reflexionó profundamente sobre las palabras de Emily. Las dudas y el temor inicial dieron paso a una introspección más profunda. Recordó su infancia y la importancia de la familia, así como su amor por Theo, su hermano menor. Comenzó a darse cuenta de que su vida podría enriquecerse aún más con la presencia de un niño.

En un intento de clarificar sus pensamientos, Sarah decidió visitar a su familia. Llamó a su padre, Robert, y le pidió si podía pasar el fin de semana con él, su esposa Linda, y su hermano Theo. La casa familiar siempre había sido un lugar de consuelo para Sarah, un lugar donde podía ordenar sus pensamientos.

Al llegar, fue recibida con abrazos cálidos y sonrisas. Robert, un hombre de pocas palabras pero de corazón grande, le ofreció una taza de té mientras Linda, siempre acogedora, preparaba su plato favorito para la cena. Theo, su hermano menor, la saludó con una efusiva alegría, recordándole cuánto amaba y valoraba su rol como hermana mayor.

—Me alegra verte, Sarah —dijo Robert, sentándose a su lado en el sofá—. ¿Cómo estás?

—He estado pensando mucho, papá —respondió Sarah, mirando su taza de té—. Sobre mi vida, mi relación con Emily, y sobre... tener hijos.

Robert asintió, entendiendo la profundidad de sus palabras.

—Criarte a ti y a Theo ha sido la mayor bendición de mi vida —dijo con una sonrisa—. No fue fácil, pero valió cada sacrificio.

Linda se unió a la conversación, trayendo consigo una bandeja de galletas caseras.

—La familia no es lo más importante, Sarah. Pero no hay nada que te haga sentir más completa.

Después de una cena llena de risas y recuerdos, Sarah salió al jardín con Theo. El cielo estaba despejado y las estrellas brillaban intensamente.

—Te he extrañado, Theo —dijo Sarah, abrazándolo.

—Yo también, Sarah. ¿Estás bien? Pareces tener algo en mente.

Sarah suspiró, dejando que las palabras fluyeran.

—He estado pensando en tener un niño con Emily. Pero no estoy segura si estoy lista para eso.

Theo la miró con seriedad, una rareza en él.

—Sarah, serías una madre increíble. Eres cariñosa, fuerte y siempre estás ahí para los que amas. Si sientes que esto es lo correcto, entonces lo es.

Esa noche, mientras se despedía de su familia, Sarah sintió una claridad que no había sentido antes. La visita le había recordado el valor de la familia y cuánto amor tenía para dar.

De vuelta en casa, Sarah paseaba a Mango por el parque, dejando que el aire fresco despejara sus pensamientos finales. Observó a los niños jugando, sus risas llenando el aire. Se dio cuenta de que estaba lista para un nuevo desafío.

Esa noche, se sentó junto a Emily y le tomó la mano.

—Emily, he estado pensando mucho en lo que dijiste. Si esto es realmente lo que deseas, estoy dispuesta a hacerlo. Vamos a tener un bebé.

Emily la miró con ojos brillantes, llenos de amor y gratitud. Se abrazaron, sabiendo que estaban a punto de embarcarse en un nuevo capítulo de sus vidas, un capítulo lleno de desafíos, pero también de un amor y una felicidad inmensos.

El Camino Hacia NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora