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Las lágrimas salían de los orbes esmeralda de Yujin incluso cuando el auto de Gyuvin se movió por la carretera hacia una casa cuya maldad esperaba al Omega quien se encontraba triste, dolido, tan malditamente desesperado

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Las lágrimas salían de los orbes esmeralda de Yujin incluso cuando el auto de Gyuvin se movió por la carretera hacia una casa cuya maldad esperaba al Omega quien se encontraba triste, dolido, tan malditamente desesperado. Había respuestas que estaba buscando, frente a el mientras el camino seguía avanzando y sus nervios revolvían su estomago lentamente en su alma se hacían preguntas que no lograba responder, esos detalles pequeños y a la vez tan grandes que lo confundían y, ciertamente, aturdian.

No entendía que había pasado, quería encontrar razones por las cuales Gyuvin y su madre se gritaron a la cara cientos de cosas sin sentido e incluso lo hicieron sentir mal, quería saber la razón por la cual su madre le suplicaba a su padre que se alejaran, justo después de que el mismo fuera la primera persona en desear su matrimonio con Gyuvin. Había tantas cosas que no entendía y eso de alguna manera lo hacía sentir como un tonto.

-Ya llegamos...

Susurró Gyuvin y eso logro sacar de sus pensamientos al castaño que jadeo levemente y se movió un poco en su asiento, acomodándose mientras veia al Alfa bajar del auto y abrir su puerta, extendiendo su mano para ayudarlo a bajar, Yujin lo acepto con el cuerpo temblando y la mente un poco en trance, bien, los nervios estaban vivos.

Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando vio una gran mansión frente a el, sus puertas marrones eran enormes, había unos cuantos ventanales extensos que mostraban una vista a las cortinas negras al igual que una obra, no había escaleras, la puesta estaba a casi tres metros lejos de ellos adornados por un camino de azulejo rodeado por un hermoso y cuidado cesped, por fuera tenía una estructura blanca que sin dudas marcaba elegancia y porte, una mansión digna de una familia hecha por abogados y jueces.

Simplemente Yujin se sintió tan distante y sorprendido, ¿Era era la casa de los Shim?, ¿Ahí vivía Gyuvin?, ¿Acaso ese era el hogar que tanto evitaba?.

-Entremos, mis abuelos mueren por conocer a mi prometido -dijo Gyuvin mientras le sujetaba la mano con firmeza y avanzaba con seguridad hacia el interior de la casa, los vigilantes le dieron inmediatamente la entrada y parecieron sorprendidos al ver a Yujin, como si ya lo conocieran- dame tu abrigo.

Yujin hizo lo que Gyuvin le dijo, se quitó lentamente el abrigo cuando ya estaba adentro, nisiquiera notó cuando el mayor se quitó el suyo también y luego lo dejo en manos de una sirvienta.

Sus ojos estaban más concentrados en el interior, el salón de entrada estaba vacio, direccionado a unas escaleras en espiral que empezaban desde una esquina cerca a la pared, recorriendo cerca de la misma para llegar al segundo piso, el candelabro estaba encendido sin embargo la pintura gris junto a las cortinas negras le robaban la luz al lugar.

El sitio estaba lleno por feromas agrias, un aroma a hierba podrida y estaba apagados rápidamente podía sentir una gran tristeza y nostalgia que opacaba la emoción que tuvo inicialmente, era una casa triste, apagada, rodeada por un dolor que Yujin sintió como culpa.

El Atractivo y Pasivo Omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora