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Mystic Falls, Virginia, 1864

La llegada de la misteriosa mujer que ahora estaba bajo la protección de una de las familias fundadoras, los Salvatore, se propagó rápidamente en el pueblo. Muchos tenían curiosidad sobre las circunstancias que llevaron a esta joven señorita hasta su hogar, incluso el sheriff del pueblo se vio involucrado. Afortunadamente para ella, la generosidad de los habitantes le aseguraron un techo y le abrieron todas las puertas del lugar.

No es como si lo necesitara, podía obligarlos a abrir sus puertas de igual forma. Sin embargo, la forma en la que transcurrió todo lo hizo más fácil para ella.

Alana, a pesar del largo tiempo que no veía ese rostro, pudo reconocerlo de inmediato. Y gracias a eso, tuvo el tiempo para prepararse. La verbena podía encontrarse fácilmente, ya sea visitando a un boticario o a un comerciante. Su visita a un comerciante local, el mismo día de la llegada de Katherine, podía ser considerada apresurada pero no iba a correr riesgos consigo misma. Las hojas de verbena se guardaban en una bolsa, oculta entre su ropaje, en su habitación. Estuvo realmente tentada a dejar caer un poco en las bebidas o comida de sus hermanos, pero no planeaba interferir en los planes de Katherine, no tan temprano.

La llegada de otras figuras femeninas a su casa familiar trajo algunos cambios a la rutina que ella y sus hermanos estaban creando. Las comidas, que se habían prolongado por las charlas extensas, ahora eran más cortas, las reuniones empezaban a escasear y, sinceramente, empezó a sentirse un poco abandonada.

También estaba encontrándose con un muro que hacía tiempo que no se chocaba. Emily Bennett, a pesar de haberla tratado formalmente en un principio, sólo tuvo que tener un toque con Alana para evitarla como la peste. Si entraba a una habitación, se disculpaba si había otras personas y se retiraba. Sí sólo estaban ellas dos, le dedicaba una mirada llena de rabia y se iba. Alana estaba segura de que no hizo nada para molestar tanto a la bruja, pero no era ajena a ese tipo de trato. Era lo que recibía de cada bruja con la que había interactuado en toda esta vida, y aunque era familiar, no era lo suficientemente fuerte para simplemente afirmar que no le dolía que la trataran así.

Sin embargo, la situación con la bruja Bennett era algo que podía esperar por el momento.

Por el otro lado, Katherine no había tardado en hacer su movimiento después de haber sido acomodada en la finca. Alana tuvo que hacerse cargo, pues Stefan parecía bastante perdido mientras miraba fijamente a la doppelganger y luego retiraba sus ojos a otro lado cuando ella lo observaba de vuelta. Como no fue notificada de su llegada y no había arreglo alguno, Alana se tomó la libertad de acomodarla lo más lejos posible de su propia habitación. Aunque sabía que no servía de nada desde el momento en que Stefan la invitó a pasar, sintió un poco de ventaja y tranquilidad que se encontrara lejos de su espacio. Emily, por consiguiente, se instaló en la habitación contigua a la de Katherine.

Giuseppe llegó cerca del anochecer y agradeció la labor de su hija y se aseguró de que sus invitadas consiguieron lo que necesitaban. Damon estaba extrañado en un principio, pero rápidamente cambió su comportamiento a uno más cálido y, si se permitía decirlo, atrevido.

Si fuera clara, diría que le gustó lo que vio.

A la mañana siguiente, se encontró con Damon siendo más servicial de lo normal, incluso en comparación de otros invitados que habían ido con anterioridad. Stefan no se quedó atrás, aunque fue más torpe (lo que lo hacía más lindo) de lo que fue Damon. Ambos fueron notablemente más atentos con Katherine que con cualquiera de las otras mujeres que se encontraban en el lugar, lo que provocó una mirada interrogativa de su padre, la cual ambos ignoraron.

-Es una joven que necesita todos los cuidados después del evento traumático por el que pasó, padre. Tú mismo pediste que fuéramos atentos con ella, así que no entiendo por qué nos interrogas ahora. -fue la respuesta de Damon en la pequeña reunión que solicitó Giuseppe para hablar con él y sus otros dos hijos. Stefan estuvo de acuerdo y Alana sólo pudo encogerse de hombros ante lo que sucedía. Al final, se descartó como un simple "están impresionados por la belleza de una joven que no es de estas tierras, ya se les pasará."

Hold On | Mikaelson soulmateWhere stories live. Discover now