2. "Un Regalo Especial" 🥀

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Habían pasado dos semanas desde que conoció a Suguru y desde ese día pasaban todas las tardes juntos, anciaba qué Suguru empezará a asistir a la escuela así él podría ayudarlo y así pasar más tiempo juntos; esperaba ansioso el regreso de Ijichi ya que le había encargado algo especial para regalarle a Suguru, esa tarde en particular sentía que las horas pasaban tan lentamente, Suguru había viajado a Kioto a visitar a su amiga así que él no tenía con quien divertirse, sonrió al darse cuenta que sin quererlo siempre estaba pensando en Suguru, le encantaba la forma en que sus ojos brillaban al leer un libro nuevo, la primera vez que lo llevó a su casa el pelinegro no dejaba de admirar el árbol de cerezo qué aun no había florecido, siempre que él llegaba pedía que también hubieran bocadillos salados ya que al pelinegro no le gustaban las cosas dulces, le sorprendía por que eran pocos los amigos a los cuales él había llevado a su casa, pero por ninguno se preocupó tanto como por Suguru. Esa tarde había quedado en verse con Utahime, Kento y Yu, ellos eran los únicos con los que se llevaba bien, salió rumbo a la plaza Ginza, pero antes revisó su teléfono y sonrió al ver que Suguru había dejado un mensaje.

Espero disfrutes tu salida, mañana estaré de regreso en Tokio —

Sonrió, pero no pudo responder ya que al salir sintió como era abrazado por detrás, volteó rápidamente y al ver a Utahime sonrió levemente.

— Satoru, date prisa ya vamos tarde — dijo y lo tomó de la mano.

No sabía por que, pero ahora el toque de Utahime le molestaba un poco, Suguru siempre toma su mano y hay mucho contacto y así solía ser son Utahime, siempre había abrazos y toques sutiles, pero ahora le molestaba que la pelinegra lo hiciera, así que lentamente se liberó del agarre. — Sí, vamos — respondió y se adelantó dejando confundida a la pelinegra.

Caminaron un poco ya que el centro comercial estaba cerca y ahí ya los esperaban Kento y Yu, los cuales platicaban cómodamente o más bien Yu platicaba y Kento solo escuchaba, admiraba esa amistad entre ellos, al verlos ellos se acercaron y los saludaron; después de haber pasado la tarde con sus amigos ansiaba regresar a su casa para poder preparar la sorpresa para Suguru, Ijichi había regresado a Japón.

Al llegar a su casa sonrió ante la emoción que le causaba, nunca había hecho algo como eso, sin duda Suguru se había convertido en alguien muy especial, Ijichi le entregó una pequeña caja de terciopelo negra, al abrirla vio dos dijes con forma de pez, uno blanco y el otro negro, sonrió y recibió también una pequeña bolsa en la cual había algo aun más especial, pero que aún no era el momento para entregarlo, después de darles un último vistazo a los dijes cerró la pequeña caja y se dirigió a su habitación.

Los días pasaron rápidamente y por fin había llegado el día del cumpleaños de Suguru, según lo que le había dicho el pelinegro él sería el único invitado ya que no conocía a nadie más y su amiga de Kioto no podría viajar ya que se encontraba fuera del país debido al trabajo de sus padres; después de acomodar su chaqueta tomó del taburete la caja y se dirigió a la casa de su amigo, al llegar vio que a los padres de Suguru acomodando algunas cosas sobre la mesa, a veces era un poco complicado entender algunas costumbres ya que él nunca había salido de Japón no entendía del todo sobre otras culturas, pero Suguru le había explicado en algunas ocasiones, sonrió al ver al pelinegro concentrado en acomodar a la perfección los platos sobre la mesa.

Al verlo dejó de lado los platos y corrió hasta él — Satoru! Que bueno qie ya estas aquí — exclamó.

— Feliz cumpleaños Suguru! — dijo y lo abrazó, escucho al pelinegro reír y luego se separaron y él puso en sus manos la pequeña caja de terciopelo— Esto es para ti — dijo y vio a Suguru abrirla y sorprenderse al ver el dije de color blanco colgar de una delgada cadena.

— Satoru! Es hermoso — balbuceó.

— Así es y mira esto — murmuró y mostró el dije de color negro el cual colgaba de una cadena al rededor de su cuello y vio al pelinegro sonreir — ¿Puedo ponértelo? — inquirió un poco nervioso.

— Siii — dijo y acomodó su cabello dejando descubierto su cuello para que él no tuviera problemas.

— Listo! — exclamó al terminar y vio la pelinegro salir corriendo a mostrale a sus padres, ellos sonrieron y también le agradecieron.

La tarde pasó lentamente y eso le gustaba por que así tendría tiempo para estar con Suguru, después de la celebración ellos se quedaron en el patio trasero de la casa hablando sobre cualquier cosa que les viniera a la mente, los padres de Suguru habían invitado a Ijichi a beber el té, así que habían entrado a la casa, él había notado que Suguru en varias ocasiones acarició suavemente el dije y eso le causaba satisfacción.

— ¿Falta mucho para que el árbol floresca? — inquirió curioso sacándolo de sus pensamientos.

— No, de hecho es el próximo mes justo cuando estaré de vacaciones si tu quieres podemos ir juntos al parque Ueno  para verlas mejor — ofreció.

— Siii! Si quiero ir! — exclamó.

— Entonces Ijichi nos llevará y también podremos hacer un picnic — dijo.

— Sii — dijo emocionado.

Él solo sonrió al ver la emoción del pelinegro, ansiaba poder mostrale esos hermosos lugares y así poder disfrutar de esos hermosos ojos que brillan cuando está feliz.




EN LA OSCURIDAD (SatoSugu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora