Prólogo.

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Hannah.

Han pasado años desde que conocí a Gabriela, ambas hemos compartido todo, nuestras vidas y lo que nos faltaba en ellas, una figura materna y una paterna que se ausentaban en nuestras vidas. Supongo que eso se hace cuando una persona está sola en este mundo, compartir lo poco que tienes para poder ser feliz.

Ambas compartimos aquello que se nos ha arrebatado, supongo que es parte de la gente dañada apoyar a otros, quizás mis decisiones no siempre hayan sido las mejores, pero no me queda duda de que lo amo con toda mi alma.

Mi cuerpo jamás ha sido tocado por otro hombre desde nuestra primera vez, espero eso sirva de algo, nunca quise volver a verlos por mi miedo a recaer en tu amor, sé que amaste a mi madre y sé que diste todo por intentar tenerla a tu lado. Eres un gran hombre que necesita más amor. 






































































Hace años atrás. 

¿Te molesta el olor de mi sudor? ⏤ Él mencionó, estaba limpiando el sudor de su cuello con un pequeño trapo rojo, parece que había estado haciendo ejercicio. 

No, no me molesta. ⏤ Respondí algo seria, lo observé fijamente y pensé en Gabriela, ella tenía tanta suerte por tener un padre en su vida. Mi corazón latió un poco más rápido, esto era extraño, me sentí algo celosa.

Gabriela siempre se queja de que apesto, pero supongo que a veces sí puedo oler algo mal. ⏤ Dejo salir una pequeña risa al mencionar eso, pero cuando miró a mi rostro se pudo fijar que no me reí, su ceño se frunció levemente, nunca pensó que conocería a una niña tan sería. 

















































































































El humo de aquel cigarro impregnó mis fosas nasales, jamás olvidaré ese pequeño intento de sacarme una sonrisa, ese hombre que se dedicaba a verse decente para otra mujer, para mi madre.

Si tan solo hubiese sabido quién era a la mujer que tanto observabas y usabas como musa para tus increíbles narraciones, fue divertido verte sonrojar ante mis jadeos, gemidos, como tus pupilas se dilataban cada que observabas esas escenas en el computador.

Winter  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora