Lucero
Mi predicción no estuvo lejos de lo acertado ya que Silvia volvió a hablarme tan solo dos días después. Al principio fueron charlas bastante cortas, pero no pasó mucho tiempo para que ella y yo volviésemos a lo mismo de antes.
Fue durante esos días que volví a entrar en conflicto. Había momentos en los que podía ser feliz con ella sin ningún problema, sin ataduras. Para mí esos eran los mejores ratos, siempre estaban llenos de afecto, tiempo de calidad y besos robados, de esos que te arrebatan el aliento.
Pero del otro lado de la balanza se encontraba algo completamente opuesto. Así como había buenos momentos con Silvia, también habían ratos en los que la culpa me atacaba con fuerza, haciendo que me sintiera desesperada y sin salida alguna de tal conflicto. Aquello era abrumador puesto que no solo tenía que lidiar con tan terrible emoción sino que a modo de mecanismo de defensa terminaba por alejar a Silvia y lastimarla, sobre todo porque inconscientemente sabía que ella siempre volvería a mí.
—Silvia.— La llamé. Ella estaba sirviendo el desayuno solo para las dos ya que Lucerito ya se había ido a la escuela.
—Dime, corazón.— Respondió ella sin dejar su tarea.
La vi moverse de un lado para el otro en la cocina, me mareaba ver tanta vuelta así que opté por ayudarla. Me levanté de mi asiento y la ayudé a terminar de servir. —¿Alguna vez has pensado cuál sería tu cita ideal?—
Ella, quien estaba colocando los vasos en la mesa, se detuvo en seco. Luego de pensarlo brevemente me contestó con un asentimiento de cabeza y luego verbalmente. —Sí.—
—¿Te importaría contarme?—
Negó con la cabeza. —En lo absoluto.—
Ambas terminamos y nos sentamos para comer. Apenas toqué la silla ella comenzó a describir lo que yo le había pedido.
—Siempre me ha gustado la idea de una cita nocturna al aire libre... Ya sabes, ir a la orilla de alguna laguna, tener una cena romántica con mi pareja bajo la luz de la luna, acostarnos en el césped a contar estrellas, ver constelaciones y quedarnos ahí hasta que el amanecer nos alcance.—
—Suena como algo hermoso.— Murmuré mientras la veía, yo estando completamente embelesada. —¿Alguna vez tuviste algo parecido a eso?—
—No, y con el riesgo que hay para salir dudo mucho que sea un sueño que pueda cumplir pronto.—
—Entiendo.— Agaché la cabeza levemente, no estaba segura de que decir. Por su parte, Silvia comenzó a comer y dio el asunto por terminado.
Luego del desayuno nos la pasamos juntas, mayormente estuvimos recostadas en el sofá, cada quien en su mundo pero al menos estábamos juntas. Ella yacía entre mis brazos con un libro abierto entre manos mientras que yo simplemente estaba viendo a la nada, mi mente a la deriva. Estaba pensando en lo mucho que me gustaría cumplir el deseo de Silvia, pero también en cómo hacerlo sin arriesgar su seguridad.
De no ser por el pellizco que recibí en el brazo jamás me hubiese percatado de los constantes llamados de Silvia.
—¡Auch! ¿Qué pasa?— Pregunté extrañada a la vez que movía mi mano en dirección a mi brazo para tallar la zona donde ella me había pellizcado.
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Dos Mil Rosas
Fanfic❛En tiempos de odio, encontré mi refugio en tu amor.❜ En época de guerra, el destino entrelaza vidas de maneras insospechadas. Silvia, de raíces judías, se ve obligada a ocultar su identidad tras la máscara de una mujer aria tras la quiebra de su ne...