Naruto Uzumaki

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"Ramen"

Era una noche fría en Konoha, el viento helado recorría las calles desiertas. Sin embargo, un niño con una bufanda roja y una chaqueta gruesa caminaba decidido hacia su destino favorito: Ichiraku Ramen. Naruto Uzumaki, a pesar del frío, no podía contener su entusiasmo por el ramen que tanto amaba.

Al llegar al puesto de ramen, empujó la cortina con energía y entró, dejando que el vapor y el olor delicioso lo envolvieran. Con una sonrisa radiante, se dirigió al mostrador.

—¡Viejo Teuchi! Quiero un tazón de ramen grande con... —comenzó a decir, pero justo en ese momento, la cortina del local se movió de nuevo y una voz femenina interrumpió.

—¡Quiero un tazón de ramen grande con extra puerco, huevo, algas y naruto! —dijo la voz con entusiasmo.

Naruto se giró sorprendido. Frente a él, una chica de su edad, con el pelo castaño corto y ojos avellana brillantes, vestida con ropa abrigadora y unas botas afelpadas, se encontraba de pie, sin haber notado aún su presencia.

Finalmente, la chica se dio cuenta de que Naruto la estaba mirando y le devolvió la mirada con una mezcla de sorpresa y curiosidad. Sus miradas se encontraron por un momento, y ella se puso visiblemente nerviosa, encogiéndose un poco.

Naruto frunció el ceño ligeramente, confundido y un poco preocupado. Muchas veces había visto a la gente reaccionar así a su presencia, y no entendía por qué.

—¿Es tu plato favorito? —le preguntó suavemente, tratando de romper el hielo.

La chica levantó la mirada tímidamente y asintió.

—S-sí, lo es —respondió con una voz apenas audible.

Naruto sonrió, tratando de mostrarle que no había nada de qué preocuparse.

—¡Es mi combinación favorita también! No conozco a nadie más que la pida.

Aiko se relajó un poco al escuchar esto y sonrió levemente.

—En serio... yo tampoco conozco a nadie que lo haga —dijo, su voz aún tímida pero ahora más confiada.

Teuchi, el amable dueño del puesto, observó la escena con una sonrisa divertida y se puso manos a la obra, preparando dos tazones grandes con la inusual combinación de ingredientes. En cuestión de minutos, los tazones humeantes estaban frente a ellos.

—Itadakimasu! —dijeron al unísono antes de comenzar a comer.

Mientras disfrutaban del ramen, Naruto y Aiko intercambiaron miradas y sonrisas tímidas. Poco a poco, la conversación comenzó a fluir más naturalmente. Hablaron sobre cómo descubrieron su amor por esa combinación particular de ramen y sobre otras cosas que les gustaban.

—Yo... siempre vengo aquí cuando quiero sentirme mejor —dijo Aiko en un momento, jugando con los palillos entre sus dedos.

Naruto asintió con comprensión.

—¡Yo también! El ramen siempre me hace sentir bien, sin importar qué pase.

La fría noche de Konoha se sentía cada vez más lejana, reemplazada por la calidez de la nueva amistad que estaban formando. Para Naruto, era raro encontrar a alguien con quien pudiera compartir algo tan personal como su combinación favorita de ramen, y eso lo hacía aún más especial.

Finalmente, ambos terminaron sus tazones, dejando escapar suspiros de satisfacción.

—¡Eres genial, Aiko! —dijo Naruto, sonriendo ampliamente. —Deberíamos hacer esto más seguido.

Aiko asintió con entusiasmo, su timidez inicial casi desaparecida.

—¡Sí, me encantaría!

Para Naruto, aquella noche no solo había encontrado a alguien que compartía su extraño amor por el ramen, sino también una amiga con la que podía disfrutar de esos momentos especiales. Y aunque en ese momento no lo sabían, juntos se convertirían en los ninjas más fuertes de su generación.

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