Hanne Black, siempre había sido una chica muy alegre y tímida. Venia de una familia pequeña y amorosa, siempre había sido ella y sus padres, no tenía tíos, ni primos y lamentablemente sus abuelos fallecieron antes de que ella los pudiera conocer; pero eso nunca le importó, ella siempre fue feliz y se sentía tranquila con el amor de sus dos padres.
Sus padres eran personas artistas, su madre era una pintora muy reconocida en Inglaterra y su padre era un famoso fotógrafo en Europa. A pesar de la fama de sus padres ella nunca los sintió ausentes, tal vez era por el hecho de que se la pasaba todo el tiempo con ellos, Hanne siempre tuvo el cariño incondicional de ambos. Gran parte de su infancia creció viendo cómo su madre pintaba y le contaba las hermosas historias detrás de sus pinturas, todo eso mientras bebían una taza de té y comían chocolates. Su padre por otro lado, la llevaba a sus estudios de fotos para que pudiera conocer a famosas modelos y admirar el trabajo que este realizaba, ella recordaba que siempre que iba las modelos la elogiaban por su dulce belleza haciendo que la pequeña versión de ella se escondiera tímida detrás de las piernas de su padre mientras los presentes reían de su dulce ternura. Lo que Hanne mas adoraba de su infancia, eran los cortos viajes al campo que realizaban los tres, ambos padres hacían las cosas que más les gustaban, ser artistas y compartir con su pequeña familia, y Hanne, podía compartir y admirar a sus modelos a seguir.
Muchos creerían que pasar tanto tiempo con sus padres podría ser fastidioso y algo vergonzoso, pero para ella era todo lo contrario. Hanne era alguien muy tímida que le costaba relacionarse con las demás personas, recordaba el día que sus padres la llevaron a un instituto para que compartiera con otros niñas y a la hora la tuvieron que retirar entendiendo que a su pequeña no le agradaban ese tipo de cosas sociales, ellos no la iban a forzar. Tomaron la decisión de que la joven aprendiera en casa y fue una de las mejores decisiones que pudieron hacer.
A pesar de que la vida de la castaña parecía ser perfecta, no todo era de color de rosa y cuando la chica cumplió a penas 13 años de edad, la vida la apuñalo de la manera más cruel posible. Su madre había enfermado, un cancer de hueso se estaba apoderando rápidamente de ella y nada podía detenerlo; a finales de septiembre de ese año, su padre y ella tuvieron que vestirse de negro y asistir a una misa tras otra en honor a su madre. Cuanto odio se había acumulado en ella y es que ciertamente no podía creer que el universo, Dios, la vida o como sea que se llame haya podido llevarse a una de las mejores personas que estos mismo pudieron regalarle. El odio que sentía era indescriptible, pero con la ayuda de su padre y al pequeño diario que la había dejado su madre, pudo superar su dolor.
O eso quería creer...
A sus 15 años de edad, la vida le había arrebatado en un trágico accidente de habían al hombre que más amor le había dado, su padre. Ahora si se sentía acabada.
No sabia que hacer, a quien acudir o a dónde ir, no tenía tíos los cuales podían cuidar de ella y sus padres no tenían amigos cercanos. Ahora si que estaba acabado, sin escape y sin alguien que pudiera ayudarla a salir de su triste realidad; pero si tuvo un pequeño rescate, un ángel del cielo que vino a ayudarla su pequeño Ángel de la Guarda que la estaba cuidando.
Sus padres habían dejado un testamento.
Testamento en cual le habían dejado absolutamente todo, y era de esperarse ya que no había ningún familiar o amigo con el cual pelear o repartir la herencia. Lo complicado del testamento de sus padres es que ella no podría tener acceso directo a absolutamente nada hasta que cumpliera la mayoría de edad, sus dulces 18. Hanne no podía creerlo, iba a pasar 3 años rondando por las calles pidiendo comida hasta que pudiera cumplir la edad acordada por ambos padres fallecidos, pero es como si esos hombres estuvieran teniendo una conversación con ella en el preciso momento que ella leía el testamento:
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Mi dulce pétalo (Ryu Shi-oh)
FanficQuien iba a creer que una daga y una rosa podrían complementarse una a la otra. Dos personas, completamente diferentes, con gustos y vidas tan distintas, no pueden estar hechas una para la otra... ¿o sí? Ella tenía un alma pura, limpia e inocente...