Los dos Oscorp están sentados en sus camas esperando a que de la medianoche, su madre había pasado a darles las buenas noches hacía dos horas y se había acostado hacía una, por lo que debía de llevar dormida unos treinta minutos al menos.
Justo cuando el reloj marca la medianoche, ellos y las cosas a su alrededor comienzan a flotar por un momento, los chicos ven cómo el reloj en la mesita comienza a retroceder rápidamente hasta que vuelve a marcar medianoche, el día ha vuelto a empezar.
En ese momento todo cae de golpe, al caer, el Oscorp de Ciudad Luz se da un golpe en la cabeza contra la pared y su reflejo impacta tan fuerte que se clava el resorte de la cama en el trasero; los dos exhalan un pequeño grito de dolor que queda opacado por un fuerte impacto en el techo de la habitación que los sorprende un momento hasta que recuerdan algo.
—¡Ónix! —exclaman en un susurro.
Escuchan moverse los resortes en la cama de su madre y al mismo tiempo ven aparecer un par de piernas colgando del techo tras la ventana, ambos intercambian una mirada preocupada antes de que Ónix le de una patada a la ventana para abrirla y entre balanceándose a la habitación y tropezando en el proceso.
—¡Escondete! —ordena entre dientes su mejor amigo.
Ónix escucha los pasos acercarse por el pasillo y se levanta rápidamente buscando en la habitación para terminar metiéndose al armario justo cuando la puerta de la habitación se abre mostrando a Séraphine Addams.
—¿Están bien, niños? —pregunta preocupada entrando al cuarto —¿Qué pasó?
—Todo bien, mamá —afirman ambos Oscorp al unísono.
—¿Seguros?, ¿por qué está abierta la ventana?
Los reflejos intercambian una mirada preocupada al notar ese pequeño e insignificante detalle, el Oscorp de Ciudad Luz duda con la boca abierta un momento, al menos hasta que el otro interviene.
—Teníamos calor —excusa rápido.
—No estaba así cuando vine a acostarlos —apunta su madre mirándolos con sospecha.
—Ah, no, pero nos quedamos despiertos para no sentir tan feo el golpe ahorita a medianoche y… nos dió calor —explica con una sonrisa nerviosa —Or… Oscorp se levantó a abrir la ventana.
El primer Oscorp asiente nervioso y ambos sonríen de forma inocente, su madre no aparta la vista de ellos salvo para asomarse un momento para mirar hacia el patio.
—¿No pasó nada más? ¿Seguros? —insiste la mujer —¿No hay un asesino encerrado en el armario esperando a que me vaya?
Los dos Oscorp sueltan una carcajada que bloquea la suave risa de Ónix desde el clóset, la risa, más que por la broma de Séraphine, es porque efectivamente, hay un asesino encerrado en el armario esperando a que se vaya. La risa de los chicos tranquiliza a la mujer, ella cierra la ventana y sale del cuarto deseándole buenas noches a sus gemelos.
Los reflejos esperan hasta que salga para dirigir la vista al frente, Ónix empuja lentamente la puerta del armario para abrirla y asomarse, Oscorp de Villa Sombra le da un pulgar arriba y Ónix sale totalmente para acercarse a ellos.
—¿Qué diablos fue eso? —reclama en un susurro sentándose a los pies de la cama de su amigo.
—Eso, es el motivo por el cuál un día de aquí dura tres de tu mundo —explica el otro Oscorp—. Para ponértelo en palabras simples, acabamos de volver en el tiempo veinticuatro horas.
—¿Qué? ¿Esto pasa todos los días? —cuestiona Ónix confundido.
—Dos días, te lo haré sencillo —aclara de nuevo Oscorp—: acabamos de regresar veinticuatro horas en el tiempo, otra vez es la medianoche del miércoles, es el mismo día, pero hoy a medianoche el día seguirá su curso natural porque mañana es jueves. Ayer en la noche esto también ocurrió porque antier también fue miércoles, ¿me dí a entender?
ESTÁS LEYENDO
Asesinos tras el espejo
FantasyOpen Novella Contest 2024. Un pequeño pueblo fundado por dos familias de asesinos, solo una queda en pie, la más peligrosa; los asesinos seriales. Tres reglas rigen al pueblo: 1. No se come pan los martes 2. No se ve el reloj los jueves 3. No se ase...