Odiaba los domingos, odiaba más en particular ESE domingo, soy el miembro más joven de la familia más antigua de Villa Sombra, un pueblo que sigue en pie por fuerza de costumbre y donde, gracias a las supersticiones, hay tres leyes a seguir sin cuestionar:
Número uno, no se come pan los martes.
Número dos, no se ve el reloj los jueves.
Número tres, no se asesina los domingos.
No, no vivía en un pueblo de asesinos, pero las primeras dos familias que fundaron este pueblo eran asesinos seriales y asesinos a sueldo; los asesinos a sueldo se fueron, solo quedamos los asesinos seriales. Era domingo, era mi cumpleaños, y, como debe de ser, me habían regalado un arma nueva; una daga que, por obvias razones, no podía estrenar. Pero eso no iba a detenerme, no esa vez.
Y efectivamente, eso no me detuvo, lo hizo él, o más bien yo, él es yo, pero yo no soy él. Ahora necesito encontrar cómo salir de este lugar y devolver al impostor a su sitio.
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Asesinos tras el espejo
FantasiOpen Novella Contest 2024. Un pequeño pueblo fundado por dos familias de asesinos, solo una queda en pie, la más peligrosa; los asesinos seriales. Tres reglas rigen al pueblo: 1. No se come pan los martes 2. No se ve el reloj los jueves 3. No se ase...