Capítulo 4

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La calidez de la presencia de Alicia era como un bálsamo para mi angustia. Me senté en el pasto sintiendo como la oscuridad se volvía a disipar mientras giraba mi mirada hacía ella.

— Alicia... —susurré, con la voz aún temblorosa—. No sabes por lo mucho que estoy pasando.

Ella me abrazó con fuerza, envolviéndome con su abrazo cálido y reconfortante. Sentí como sus brazos empatizaban conmigo, y por primera vez en mucho tiempo, una leve sensación de paz comenzó a inundar mi corazón.

— Estoy aquí Kevin, siempre estaré aquí cuando me necesites —dijo Alicia, con ternura—. El amor nunca desaparece, siempre vivirá en nuestro corazón, ¿lo sabes verdad?

Nos sentamos juntos en el campo, y Alicia tomo mi brazo izquierdo abrazándolo con suavidad, me miraba con sus ojos llenos de comprensión y ternura. No pude devolverle la palabra, el nudo en mi garganta aún persistía, solo me limite a escucharla y sentir su afecto.

— Kevin, sé que has pasado por mucho. La perdida es devastadora, pero las personas que perdemos nunca se van del todo. Una parte de esas personas siempre vivirán en cada uno de nosotros, en nuestros recuerdos, en las enseñanzas que nos dejó, en el amor y el cariño que nos compartió esa persona.

— El dolor no desaparecerá de la noche a la mañana Kevin, pero aprenderás a vivir con él. Y en ese lento proceso de sanación, encontrarás la fuerza que no sabías que tenías. Queremos que seas feliz, que sigas adelante y que encuentres tu propio camino. Creemos en ti.

Las palabras de Alicia eran potentes, como si estuviesen destinadas a atravesar mi corazón y hacerme entender algo. Mi cabeza me comenzó a doler enormemente.

Nos quedamos en silencio, dé repente Alicia soltó mi brazo, sentí que ese momento estaba llegando a su fin. Ella se aparto y poniéndose de pie me miró con sus ojos llenos de ternura y compasión.

— Kevin... —comenzó con su voz suave y tranquilizadora—. Tendrás que tomar una decisión importante, será muy difícil. Es un paso que solo tú puedes dar, y sé que puede parecer muy aterrador, pero es necesario para que puedas seguir adelante.

Alicia me tomó de las manos y la mire a los ojos, dentro mío sabía que no quería escuchar lo que ella estaba a punto de decir.

— No puedes vivir atrapado en el pasado. Queremos que encuentres la felicidad, que vivas tu vida al máximo. Recuerda el amor, la alegría y la fuerza. Esos son los regalos que te dejamos, ahora es el momento de usarlos para construir tu futuro.

Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. Los recuerdos y una lejana silueta comenzaron a tomar forma en mi mente.

— Alicia, yo... —dije con mi voz temblando.

Alicia sonrió y exclamó con empatía.

— No reprimas tu dolor, pero tampoco dejes que te consuma. Habla, recuerda y llora cuando lo necesites. Llorar sirve para sacar el agua estancada. La vida sigue Kevin, y eso es un regalo que debes aprovechar.

Se inclinó hacia adelante, dándome un abrazo fuerte y reconfortante. Cerré los ojos un momento sintiendo una fuerte presión en el pecho.

De repente Alicia me soltó y soltó unas últimas palabras.

— Ninguna tormenta es eterna Kevin, el sol va a salir, se paciente y espéralo con ansías. —dijo antes de salir a correr.

— ¡Alicia espera, no te vayas! —exclamé fuertemente levantándome para perseguirla.

Alicia corrió hacia una puerta de madera y, antes que pudiera alcanzarla para detenerla, desapareció tras ella. La puerta se cerró con fuerza, resonando en el silencio, dejándome en una completa soledad.

SARAWhere stories live. Discover now