Capítulo 1: El despertar

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Los pitidos entraban y salían de mi mente dejando un eco insoportable. El olor a detergente inundaba mis fosas nasales, mientras unas manos enguantadas me intentaban levantar. Mis ojos luchaban contra la luz blanca, era imposible ver algo. Estaba realmente asustado. No sabia que pasaba, ni dónde estaba. Sentí como una aguja atravesaba la piel de mi brazo. Entonces los pitidos cesaron, y el mundo volvió a cerrarse.

Puede que estuviera dormido durante unos minutos, o varias horas, tal vez un día, no lo sé; había perdido la noción del tiempo. Estaba rodeado de sábanas blancas. Me quedé tumbado un buen rato. Me tranquilizaba el roce del colchón contra mi pie. Llevaba solamente un camisón para enfermos. Sin duda, estaba en un hospital. O eso creía. Miré alrededor. Habían unas diez camas en la sala, todas vacías menos en el que estaba yo y el de mi lado. Que ocupaba un chico de pelo largo y rubio. Estaba esquelético. Tenía los pómulos muy marcados y se le notaban los huesos bajo la piel. Tardé un tiempo en reparar que estaba despierto y me miraba fijamente con unos ojos de color miel. Parecía tan pálido como si fuera a esfumarse en cualquier momento.

- ¿Brett?

Su voz era melódica y muy floja, pero era inevitable no escucharle. Giré la cabeza en busca de alguien más en la sala, pero estábamos solos.

- ¿Me hablas a mí?

- Claro. Te acuerdas de mí - no lo preguntó, sino lo afirmó.

Por muy extraño que resultara, sí que me sonaba. No sé como, pero me sonaba.

- No sé quién eres.

- Eso es mentira - respondió enfadado, como si le acabara de rechazar.

Reconocía su cara. Estaba seguro de que ya lo había visto antes. Incluso podía imaginarme su sonrisa. Como sus músculos se tensaban al mover los labios. Pero no me acordaba ni de su nombre, ni de quién era.

- Soy Jayden - dijo cortando el silencio.

- ¿Sabes dónde estamos?

- Vas muy rápido. Hace sólo media hora que me he despertado. ¿Crees que estoy en mejor situación que tú? Pues siento decepcionarte. Sólo recuerdo nuestros nombres.

Y así me di cuenta de que no recordaba nada. Ni mi propio nombre.

- ¿Cómo me llamo?- esperaba que al menos él lo supiera.

- Querido Brett, esa es una pregunta muy estúpida - y me guiñó un ojo.

Habíamos decidido salir de la sala, pero cuando nos estábamos levantando, la puerta se abrió de golpe y entró un hombre de mediana edad con bata blanca (supuse que era un médico), acompañado por un joven pelirrojo. Aunque el médico sonreía, el joven tenía aspecto autoritario, y cuando hablaba su voz tenía un tono solemne.

- Soy vuestro nuevo monitor y me llamo Rooney Turner. En estas dos semanas consecutivas seré también vuestro guía en este recinto. Probablemente hayáis olvidado la mayoría de vuestros recuerdos. Así que os pasaré unos documentos sobre vuestra identidad, mientras el enfermero Eugene Jordan revisa vuestro estado.

Rooney Turner nos tendió una hoja a cada uno. Aún estaba caliente, seguramente lo acaben de imprimir.

"Brett Thompson:

Edad:18

Altura:176

País de nacimiento:España

En 2015, Brett Thompson firmó un contrato con el Estado, en el que confirma que está dispuesto a someterse a varios experimentos letales, con la meta de pausar la autodestrucción del planeta Tierra. Incluido el viaje en el tiempo."

Cuando acabé de leerlo miré a Jayden, e intercambiamos las hojas.

"Jayden Hall:

Edad:18

Altura:180

País de nacimiento:Reino Unido"

Todo lo demás era lo mismo.

Jayden carraspeó para llamar mi atención.

- Si eres español, deberías de tener un nombre español. ¿No crees?

Me encogí de hombros. A esas alturas ¿qué importa? Había algo que me llamaba mucho mi atención, y también daba miedo. "dispuesto a someterse a varios experimentos letales, con la meta de pausar la autodestrucción del planeta Tierra. Incluido el viaje en el tiempo."

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