Me prometí a mí mismo, que no me dormiría, que montaría guardia. Pero el sueño venció.
Cuando me desperté sobresaltado, Jayden estaba aferrando mi mano y me miraba asustado. No comprendí que pasaba hasta que volvieron a sonar los golpes. Alguien estaba llamando a la puerta. Veía claramente en la expresión de Jayden que quería desaparecer, así que me levanté.
Volvieron a llamar, esta vez más fuerte.
-¡Está cerrado por fuera!- grité de pleno pulmón.
-No estés tan seguro- contestó una voz masculina calmada y tranquila.
-¡Pero que no se puede abrir! ¡Ya lo he probado!
-Pues pruébalo otra vez- se sentía que iba perdiendo la paciencia.
-Mira...
Agarré el pomo y tiré de él con todas mis fuerzas. La puerta de acero me dio en la cara.
Al otro lado había un chico, un poco más joven que yo. Llevaba una armadura muy ajustada. Su piel blanca contrastaba con su pelo negro. Enarcó una ceja mientras yo intentaba respirar entre los sollozos.
Jayden se acercó y me cogió por los hombros mientras yo me doblaba de dolor.
Cuando reuní suficiente fuerza y me calmé un poco, le pregunté al chico:
-¿Quién eres?
-Podrías haber preguntado qué soy. La respuesta habría sido más interesante. Pero da igual. Soy Harry Cox. Sirvo en el ejército y he venido para mostraros el recinto.
Hubo un largo silencio molesto, en el que nos estábamos mirando fijamente a la cara. Harry tenía unos ojos azul celeste con grandes pestañas, que parecían cómo si no parpadearan nunca.
-¿No me vais a preguntar qué soy?- estaba indignado.
-¿Qué eres?- preguntó Jayden igual de extrañado que yo.
-Soy "Tempainer" de nacimiento. Estoy trabajando en el hospital militar y en las batallas curo a soldados- hizo una pausa, y giró satisfecho sobre sus talones- Venid.
Nos quedamos los dos plantados en el marco de la puerta. Tardó en darse cuenta de que no le seguíamos.
-¿O acaso os queréis quedar ahí encerrados?
Le alcanzamos corriendo. No sabia dónde nos llevaba, pero creía que era mejor estar en cualquier otro lugar que en ese.
-Ahora mismo estamos en el edificio central de las investigaciones tecnológicas y biológicas. Cuando salgamos de aquí estaremos en la calle principal, donde se encuentran todas las instalaciones importantes del recinto. Giraremos a la derecha y bajaremos por un túnel subterráneo. Al final del túnel están los "S"-es, y...
-¿Qué son los "S"?- pregunté intentando mantener el ritmo de Harry, ya que parecía que ahí todos tenían prisa.
- Ah... Me gusta que lo preguntes. Son ascensores inteligentes. Seguramente hayáis usado a S-70, mientras ibais a los dormitorios. Si tenéis alguna duda o necesitáis ayuda, podéis buscarme en las salas de entrenamiento o en el hospital, después os los enseñaré.
Estaba repleto de dudas, pero comprendí que ese no era un buen momento para complacer a mi mente curiosa.
-Nunca había oído de ascensores inteligentes- repuso Jayden, que se había quedado detrás.
Harry Cox nos miró y sonrió enseñando sus dientes blancos. Esa era una sonrisa verdadera. No como la de Rooney Turner.
-Es probable- y abrió una puerta gigante que daba al exterior.
Salimos a la calle. Me daba la impresión que con tan sólo pisando el suelo, estaba ensuciando ese sitio limpio y pulcro.
El aire era fresco y se sentía ese olor a detergente omnipresente.
La gente pasaba a grandes zancadas, sin prestar atención a nada. Todos iban con trajes elegantes o vestidos formales.
-¿A dónde van? ¿Y por qué tienen tanta prisa?- miré a Harry esperando una explicación.
Se limitó a sonreír durante un rato, y después bufó. Sabía que iba a decir otro monólogo preparado anteriormente.
-El sitio donde van es definido. No vagamos por el recinto por gusto, siempre tenemos un destino marcado. Y vamos deprisa para no perder el tiempo, ya que con cada minuto que pasa nos adentramos más y más en el futuro- hizo un repentino cambio de tono de voz, mucho más alegre que el anterior- ¡Vamos!
Jayden y yo nos miramos, pero no teníamos otra elección que seguirle.
Conforme avanzábamos por las calles, me iba dando cuenta que realmente todo, absolutamente todo era blanco o azul. Jayden también lo había notado, y decidió hablar él:
-¿Por qué estos colores?- mientras volteaba la cara cercando otro color, sus rizos rubios y largos se estrellaban en mi cara.
-Para por favor- dije frustrado.
-Perdón. Pero, eh... ¿por qué no otros colores?
-Blanco, para enseñar que no contaminamos, y azul, porqué es el color de la inteligencia, sabiduría y erudición- al menos Harry se giraba al hablarnos, no como Rooney, quién tenía un aire de superioridad extrema- Ahora, nos dirigimos al barrio de los "Tempaineres", pero primero tenemos que ir al hospital, porqué Brett está sangrando mucho.
Es verdad, lo había olvidado. La sangre brotaba de mi nariz, por culpa de la puerta.
Harry era capaz de ver la confusión en nuestros rostros, así que decidió explicarlo mejor.
-Los "Tempaineres" somos los soldados inteligentes del recinto. También somos los guardianes del límite de la zona urbana.
-¿Soldados inteligentes? ¿Y cómo llamáis a los soldados simples y tontos?
-Soldados simples. No solemos insultarnos entre nosotros. Ellos también sirven para el recinto. Y ponen sus vidas en peligro a diario. No los subestiméis.
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Recinto del futuro
Science FictionLos pitidos entraban y salían de mi mente dejando un eco insoportable. El olor a detergente inundaba mis fosas nasales, mientras unas manos enguantadas me intentaban levantar. Mis ojos luchaban contra la luz blanca, era imposible ver algo. Estaba re...