La pesadilla interminable de Jaune

Capítulo 17

Jaune dejó escapar un grito silencioso, la sangre corría por su nariz y ojos, las raras gotas corrían por sus oídos mientras una mano invisible lo sujetaba con fuerza. Aura hace mucho que se hizo añicos.

El ser invisible que lo retenía, el enorme contorno de la nada hizo que su mente se canibalizara a sí misma porque todo era demasiado . Gritos, susurros inquietantes, el canto de su madre, canciones de cuna y viejos susurros de lenguas antiguas, todo resonaba en su cabeza mientras la locura estallaba detrás de sus ojos. El ojo izquierdo saltó como una uva cuando lo arrojaron sin ceremonias en la fría calle adoquinada de Cathedral Ward.

*Timbre*

El inquietante tañido de una campana resonó en la noche vacía, una luz suave lo bañó con sus suaves rayos, seguida por el inconfundible sonido de zapatos de cuero guijarros sobre adoquines. Temblando, reunió las pocas fuerzas que le quedaban para intentar alcanzar un frasco de sangre que llevaba en el bolsillo del pecho. Dedos temblorosos se envolvieron alrededor del frasco de vidrio, tintinearon cuando el frasco se deslizó de sus dedos mientras una sombra descendía sobre él.

Parpadeando a través de la neblina agonizante, miró a los ojos de la cáscara sin alma vestida con una túnica blanca y fluida. Levantó su bastón, una estaca de madera gigante, y lo estrelló contra su cara. Salpicando sangre y materia cerebral sobre los adoquines del barrio de la catedral. Y Jaune no supo más.

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" Por supuesto que pueden pedir refuerzos." Jaune escupió para sí mismo, deteniendo la guadaña que estaba en curso de colisión con su cuello. Arremetiendo contra el sirviente de la iglesia, una cáscara sin alma vestida con lo que solo podría ser una extraña mezcla de un viejo traje de médico mezclado con elementos clericales. Casi como si alguien hubiera tomado las herramientas de un médico de la plaga y las hubiera cosido a una sotana blanca, antes de marchar por Yharnam. Sus homólogos gigantes eran las mismas cáscaras sin alma, vestidas con el mismo atractivo clerical, sólo que gigantes. Con armas a la altura de su tamaño.

Crocea Mors atravesó nada más que aire, y Jaune tuvo que esquivar apresuradamente una corriente de fuego que parecía encerrarlo por múltiples lados. Una maldición se escapó cuando múltiples balas impactaron en su espalda en rápida sucesión. Lo arraigó en su lugar por un segundo mientras gruñía y soportaba los golpes, con los ojos muy abiertos mientras un látigo se enrollaba alrededor de sus piernas.

" Sanguis redimir, fides salvat. Sanguis redimir, fides salvat. Sanguis redimir, fides salvat. Sanguis redimir, fides salvat."

Cuchillas afiladas mordieron su aura, una luz amarilla destellaba como luciérnagas. Antes de que le arrancaran la pierna. En lugar de estrellarse contra la implacable piedra, Jaune rodó con el tirón. Se acercó y destripó al sirviente de la iglesia, la sangre brotó cuando su mano libre le arrancó el látigo de la mano. Agarrándolo y lanzándolo hacia una fila de sirvientes de la iglesia que tenían el mismo sombrero ancho y pistola en sus manos. El látigo golpeó, atravesando los espejismos y las brumas antes de arrancarle la pistola de la mano.

Siete pistolas saltaban esporádicamente sobre el camino empedrado, algunas incluso saltaban unas sobre otras y continuaban alegremente su camino. Con la cabeza con espasmos hacia un lado, Jaune atravesó los susurros ensordecedores.

" Sanguis redimir, fides salvat. Sanguis redimir, fides salvat. Sanguis redimir, fides salvat. Sanguis redimir, fides salvat."

"¡ Sanctificetur sanguis, purificetur anima! ¡Sanctificetur sanguis, purificetur anima! ¡Sanctificetur sanguis, purificetur anima!"

Los cánticos eran malos, ensordecedores, pero manejables.

Jaune no podía decir lo mismo sobre cómo sus ojos lo traicionaban. Mirando hacia arriba, tres gigantes se acercaron a él con sus hachas. Un golpe aplastante corrió hacia dividirlo como un tronco, dos grandes golpes destinados a dividirlo en dos, uno por la derecha y otro por la izquierda. Con la mente trabajando en hiperimpulso, Jaune se lanzó hacia la izquierda, esperando que los otros dos fueran ilusiones.