Con la despedida de Lucius toda emoción positiva se fue con él, la invadió una tristeza aún mayor, se sentía tan débil e incapaz de moverse de esa cama, no por las fracturas, era un peso en su corazón, como en el momento en que se hundía en el mar.
Se sentía tan perdida, sin motivo alguno, se preguntaba si siempre había sido así.
Los rostros de todos los miembros que llegaban a su cuarto para atenderla tenían la misma expresión extraña, como si estuvieran llenas de oscuridad.
Todo el tiempo le daba vueltas una misma pregunta ¿Qué era el amor?
Le pidió a Finotter que le leyera cuentos de hadas y aunque menciono si no era mayor para ese tipo de historias, no se lo negó. Ponía mucha atención en cada palabra de cada cuento y en ninguno sucedía la situación en la que ella vivía, solo las madrastras o los villanos provocaban dolor y los príncipes curaban esas heridas.
— ¿Podrías decirme que me amas? —le pidió Elise antes de que se fuera.
Esa petición dio un vuelco al corazón de Finotter, un escalofrío recorrió su espalda. Verla rogar por su amor, lo hacía tan feliz.
—Te amo, te amo, mi hermosa y bella Elise. No hay nadie en este mundo que te ame más que yo—La abrazó mientras su mano se posaba en su mejilla.
Elise se dio cuenta, no podía sentir felicidad o alegría, tampoco calidez o dulzura, nada, no había amor. Era amargo, la forma en que le decía que la amaba era tan amarga que quería vomitar.
Una noche, mientras estaba intentando dormir, Finotter entro a la habitación.
—Mi querida Elise, eres tan hermosa, quiero poseerte para siempre, quiero que seas solo mía, quiero que todas tus lágrimas, sueños, deseos y anhelos que tengas sean solo para mí. Quiero que seas mi bella muñeca obediente.
Escuchar esas palabras la hicieron temblar, de nuevo el sabor amargo la lleno su boca.
¿Por qué no se había dado cuenta de todas las cosas crueles en ese sitio antes?
Desde ese momento cayó más en el abismo, nunca había amado a alguien antes, ni a su madre, ni siquiera Finotter, todos los juramentos, todo el dolor, absolutamente todo comenzaba a enloquecerla. Cada día que pasaba solo pensaba en morir, no podía soportar vivir de esa forma, había aguantado todo por amor, pero nunca pudo sentirlo.
En verdad estaba sola.
La desesperanza, el sufrimiento, el dolor, el miedo era lo único que tenía. ¿Qué era el amor? ¿Qué es la felicidad? No sabía nada, ni del mundo exterior o sobre quién era, estaba perdida y atrapada. La mansión era una prisión de la que no podía salir.
Aunque sus heridas físicas se recuperaron, pero su espíritu no. La carga de dar todo de sí misma en post de ayudar a Finotter y sus sueños era demasiado para la débil mente de Elise, pues sentimiento de admiración y afecto hacia el hombre que la salvo se convirtió de forma rápida en repulsión.
Ser consciente de todo el daño que hizo en nombre de él, de todo lo que le sucedía, era insoportable.
El día donde Finotter hacía una plática para los miembros de la familia, ella estaba sentada, escuchando atenta al discurso, pero con cada minuto se sentía enferma, la sonrisa repulsiva de Finotter cuando mencionaba que su amor era la única verdad la hizo salir de ahí directo al jardín y vomito.
Ese día llovía a cántaros, el cielo era gris y frío, pero ella estaba en el jardín, arrodillada en el suelo, dejándose empapar ¡No podía ser cierto, algo así no podía ser amor!
"Mereces elegir por ti misma, sigue la vida que crees que mereces"
La voz de Lucius apareció en su cabeza. Ella tenía elección.
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Novela Elise I - OCxTrafalgarLaw
FanfictionElise, la tiradora de los Heart Pirates, antigua cazadora de piratas, apodada "El Rey demonio" o "La mascota de Trafalgar Law" ; su más grande sueño es ser amada. ¿Qué es lo que la orillo a tener un sueño tan opuesto a su trabajo y personalidad reto...