¿conocen la historia de tarzán? bueno Leah es como el.
Donde Leah vive en una comunidad de simios o donde hace todo por proteger a quienes son su familia.
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(comenten comenten que este es el fin, háganlo por César<3)
Leah no podía dejar de pensar en su hermano en como se encontraba en si estaba bien, en si todos esos simios que eran su familia estaban bien.
Ya había perdido a Ash no quería perder a nadie más.
Ella se encontraba sentada en el suelo al lado de su padre cuidandolo ya que Ellie le dijo que necesitaba descansar, la rubia sintió como el sofá de movía al abrir los ojos se encontró con César intentando caminar. Ella se levantó rápidamente al verlo de pie cuando debería estar descansando.
—papá.—Leah lo llamo—¿Que haces?—pregunto ella mirándolo confundida—debes descansar, te harás daño.—
César la miro—me...encuentro bien...—exclamo el mirando a la rubia—no te preocupes—acaricio la mejilla de la rubia
—lo siento...—Leah se disculpo—me preocupo por ti, no quiero perderte. Quiero que estés bien padre—
César le dió una leve sonrisa a la rubia, Leah se preocupaba mucho por César ¿Cómo no hacerlo? El fue quien la crio y quién la cuido cuando creyó que ya no tenía nada. Era su padre, no de misma especie pero era su padre ya que su verdadera madre o padre prefirió abandonarla en medio del bosque.
Leah tenía un gran corazón César lo sabía, sabía que ella no sería una amenaza para su familia ni para sus simios Leah amaba a todos esos simios que la recibieron con los brazos abiertos y cuidaron hasya que se convirtió en la adolescente casi mujer que ella era.
César la adoraba, Leah era su hija después de todo y el apreciaba que ella se preocupara por el.
—no pienses de más.— Cesar le dijo—estoy aquí.—exclamo mirandola
Leah bajo la cabeza—estas aquí. —ella le sonrió
—¿Cómo...te sientes?...—Cesar le pregunto a la rubia, Leah lo miro confundida—sobre Ash.
Cesar vio como su hija bajaba la cabeza y soltó un suspiro.
—era mi amigo.—dijo Leah mirando a su padre—Ash no haría nada que tú no hicieras...—exclamo—ahora ya no está.—
César asintió, llevo su mirada a la escalera de la casa cerca de la sala el simio miro la escalera y luego miro a Leah quien tenía el ceño fruncido sin saber que pensaba su padre.
Leah miro confundida a su padre al verlo caminar hacia las escaleras.
—¿Papá? ¿A dónde...? —Leah pregunto pero César la interrumpió.
—ven...—extendio su mano, Leah la tomo—quiero enseñarte algo.—dijo el
Leah se dejó guiar por César mientras subían las escaleras llegaron a una habitación con una cama, juegos alguna que otra cosa y la icónica ventana con aquel símbolo que su padre siempre tenía presente, aquel símbolo era aquella ventana.
