(comenten comenten por César y subo el próximo capítulo, las amo<3)
La mente de Leah se quiebra en ese instante. Los ojos de su madre. Una madre que jamás conoció, una madre humana de la que no tenía ni un solo recuerdo… hasta ahora. La idea de ser hija de este hombre, de tener algo en común con él, la golpea con una fuerza casi física. Sus lágrimas brotan de nuevo, incontenibles, una mezcla de dolor, traición y pérdida. La figura de César, de Cornelia y Ojos Azules se desmorona en su mente, porque ahora este hombre ha reclamado una parte de ella que ni siquiera sabía que le pertenecía.
Leah experimenta una confusión desgarradora. Al escuchar que McCollough es su padre, siente que el suelo bajo sus pies se desvanece. Toda su vida ha sido criada por los simios, César y Cornelia, quienes fueron sus figuras paternas y la única familia que conoció. Saber que McCollough es su verdadero padre provoca un torbellino de emociónes: sorpresa, miedo y una intensa incredulidad.
Mientras las palabras de McCollough resuenan en su mente, una parte de ella se llena de dolor y traición. ¿Cómo puede ser que el hombre que causó tanto daño y miedo entre los suyos sea su propio padre?. Está revelación desafía su identidad, siente que todo lo que sabía de sí misma está en cuestión. Las lágrimas surgen en un intento de procesar el peso de esta verdad.
Sin embargo, mientras llora, percibe la frialdad y dureza de McCollough, lo cual solo la hiere más profundamente. ¿Cómo puede un padre mirar a su hija de ese modo? piensa, luchando por asimilar que alguien que debía quererla y protegerla la mire con desprecio y dureza. La mezcla de tristeza y enojo empieza a construir en ella un muro defensivo. Aunque McCollough sea su padre, en ese instante siente que lo único que la ata a él es su sangre, nada más.
Al ver a Leah llorar, McCollough siente una oleada de frustración que se entrelaza con un profundo desdén. La imagen de su hija quebrantada lo irrita. Para él, esas lágrimas son un símbolo de debilidad, algo que no puede permitirse ni en ella ni en sí mismo. ¿Por qué llora? se pregunta con desdén. En su mente, la vulnerabilidad es inaceptable, en un mundo como el suyo, la fortaleza es lo único que cuenta.
A la vez, siente un retazo de culpa que lo atraviesa. La culpa lo incómoda, pero trata de ahogarla, pues no puede permitirse sentirla. Es un reflejo de su madre, piensa. No puede ser así, no puede mostrar debilidad. Al mismo tiempo, un pequeño atisbo de nostalgia se asoma, recordándole lo que pudo haber sido: un vínculo lleno de amor, en lugar de este encuentro cargado de tensión y dolor.
La mirada de Leah, llena de asombro y desconfianza, le hace sentir un extraño orgullo, pero también lo incómoda. Ella es su sangre, una mezcla de lo que él era y de lo que pudo haber sido, y eso le provoca una confusión profunda. En su mente, la lucha es clara: él debería ser su figura paterna fuerte, pero su imagen se tambalea ante el llanto de su hija.
¿Es esto lo que quería? se pregunta. ¿Una hija que llora? Y aunque una parte de él desea acercarse, otra parte más grande lo empuja a mantener la distancia, convencido de que cualquier señal de cercanía solo podría debilitarlo. Al final, todo lo que siente se convierte en un deseo de control, una necesidad de reafirmar su autoridad en un momento que se siente desbordado por la emoción y la vulnerabilidad que él tanto desprecia.
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Leah. <El Planeta de los Simios>
Fanfiction¿conocen la historia de tarzán? bueno Leah es como el. Donde Leah vive en una comunidad de simios o donde hace todo por proteger a quienes son su familia.