VIAJANTES DEL NORTE

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Se detuvieron junto al camino cerca de una rivera entre los árboles. El portaestandarte clavó la asta de madera en la tierra con el gran paño de tela llevaba grabado el emblema de la familia Dhurden: la espada y la luna. Los caballos fueron llevados a la orilla para que bebieran agua y descansaran un poco del largo trayecto hacia la ciudad de Varluat.

Un grupo de veinte soldados a caballo acompañaban a Thomas Dhurden, su esposa Mahya y su hijo Derek, junto algunos miembros de su consejo desde Rahaedra al norte de Aluarte hasta Varluat la capital. Cada hombre vestía una túnica de cuero reforzado que ceñían a la cintura con una hebilla metálica, por debajo tenían un gambesón de lana y encima una capa gruesa con la que se abrigaban. En el cinturón ancho portaban sus armas de acuerdo con su posición en la formación, algunos la espada, la lanza, el arco o el hacha.

El respiro del viaje no debía tomar mucho tiempo, así que no formaron un asentamiento ni amarraron a los caballos, en cambio un grupo de tres escuderos se encargaba de los animales. Algunos soldados fueron llenando sus odres de agua en la corriente de la rivera y otros se alimentaban con las provisiones que cargaban en mulos.

El área entre el camino y el arroyo donde se detuvieron estaba rodeada de árboles, por lo que un par de centinelas vigilaban a la distancia tratando de aguardar cualquier peligro que pudiera provenir desde algún punto ciego.

Derek, el hijo de Thomas Dhurden, se apartó del grupo junto con Andrew, hijo de quien comandaba aquel puñado de hombres, de manera que un guardia los custodiaba. Derek tenía veintidós años y era un poco mayor que su amigo Andrew. Ambos se quitaron los guantes de cuero, Derek los colocó sobre su hombro, y Andrew los guardó en su cinturón, luego se dispusieron a orinar entre los árboles y arbustos más cercanos.

—Cada vez que viajo hacia el sur siento que la capital es más lejos —dijo Derek—. No veo la hora de llegar a Varluat, tomar una buena cerveza y recorrer cada maldito burdel.

—Por como veo las cosas con Lord Markus, dudo que tu padre deje que alguno de nosotros salga de festejo a la ciudad. —Andrew tenía razón, su padre Thomas, salió hacia Varluat en cuánto pudo para ver su hermano Markus cuando llegó a él noticia del ataque que recibió durante la noche.

Al terminar, Derek ajustó de nuevo su pantalón y vistió de nuevo sus guantes, se volteó hacia el guardia que los acompañaba para extenderle su odre de vino en un acto de reconocimiento a su servicio.

—Joven Dhurden, agradezco su gesto, pero no creo que sea apropiado —dijo el soldado negándose a recibirlo.

—Sólo un trago, es una orden —insistió Derek. No pudo negarse así que bebió un poco—. Esos mulos de atrás traen tanto vino como para poner ebrios a todos los soldados de Argal.

—Y aún sobraría un poco para el día siguiente —dijo Andrew riendo con Derek.

Thomas Dhurden traía en los mulos reservas de vino para su hermano mayor Lord Markus, como un obsequio al visitar su palacio. Rahaedra, la ciudad al norte de Aluarte, tenía los mejores viñedos del reino, y él sabía que su hermano Markus se alegraría más por el vino de su ciudad que por cualquier otro regalo que llevara. Le había dicho a su esposa Mahya que pensaba que su hermano se animaría más por el vino que por verlos a todos.

Lord Markus era mayor que Thomas por cinco años, y había comenzado a mostrar pronto las señales del paso de los años, tenía marcas de tiempo en sus ojos y su barba le daban un semblante majestuoso y sabio, solía moverse lento y cuidadoso, preservando su fuerza y habilidad para los momentos oportunos. Thomas por otro lado seguía luciendo como un diestro guerrero, con su cuerpo en forma y una postura firme, rígida y en alerta; los ojos de ambos eran claros, pero los de Thomas aún irradiaban severidad y vigor.

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⏰ Última actualización: May 24 ⏰

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