HIJOS Y HERMANOS

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Helge siguió el paso de Noah a través del castillo. El claustro de columnas dobles en forma de arco rodeaba el jardín de lirios blancos, aguardando en el centro una fuente de agua cristalina. Las personas despejaban el camino al verlos acercarse con tal apuro. Noah sentía que sus pies debían correr más rápido que la muerte.

El silencio por los corredores y salones era sepulcral, todos aguardaban una respuesta y se hallaban a la espera de lo que ocurriera con la vida del Lord; sólo la prisa de Noah interrumpía la quietud que invadía el palacio.

«Si hubiera estado aquí» se repetía a sí mismo con el amargo deseo de llegar a tiempo para ver a su mentor «Tal vez habría podido hacer algo, mi espada pudo defender a Lord Markus».

Tenía ira para consigo mismo, y se culpaba de su ausencia durante el ataque. El deseo de gritar ante la frustración no se iba, y sus pensamientos replicaban el momento imaginario de llegar a tiempo para detener al mercenario, descargando sobre él toda la furia de su espada, hiriéndole hasta la muerte y observando como se desangraba en el piso. Mas él estaba demasiado lejos para defender a su mentor, Markus.

Los guardias del aposento de Lord Markus abrieron las puertas a Noah, trataron de darle indicaciones antes de entrar, pero él estaba inmerso en sus pensamientos y sus palabras no eran siquiera audibles. Helge tuvo que quedarse afuera, y Noah siguió al interior de la habitación con su mirada fija en Lord Markus que yacía sobre su cama.

En una esquina del cuarto se encontraba Yohairy, un médico el cual no tenía igual en todo Aluarte; había emigrado con su familia a Varluat desde las tierras de Maerolyn cruzando el mar al oeste hacía diez años y no tardó en posicionarse como un médico prestigioso en la capital de Aluarte, allí había servido a los Dhurden y a las familias más adineradas, por lo que gracias a su trabajo acumulaba una pequeña fortuna.

Era un hombre de piel oscura y su barba empezaba a originar sus primeras canas; le acompañaba su hija, Keneb, la cual era su asistente personal y aprendía de él el arte de la medicina.

Ambos preparaban especias para tratar el dolor de las heridas del Lord.

Markus seguía con vida. No se le veía nada bien, su piel palidecía, sus labios resecos perdían color y respirar le resultaba difícil. Varios vendajes ensangrentados reposaban en el piso luego de usarse para detener la hemorragia, y las sábanas de la cama se hallaban manchadas de sangre.

Por suerte, Keneb logró contener el sangrado de las heridas hasta la llegada de Yohairy su padre, el cual logró estabilizar a Lord Markus.

Debajo de las ropas del Lord, las lesiones por espada ya estaban cosidas, pero aún no sabían con certeza y mejoraría.

Muchos vasallos, sirvientes y consejeros querían entrar para ver al Lord, pero los guardias sólo permitieron entrar a sus hijos: Grymdel, primogénito de Markus y único hijo varón; Ashley y Maeyi, sus dos hermosas hijas a quienes amaba con toda su alma.

Los tres rodeaban la cama y tomaban las manos de su padre para que supiera que estaban allí con él.

Aunque Markus ya había encanecido, Grymdel y Ashley heredaron su cabello rubio platinado, pero la menor, Maeyi, había nacido albina, su piel y su pelo eran tan blancos como la nieve del invierno. Su padre decía que Maeyi resplandecía más que cualquier estrella en el cielo nocturno; a veces la llamaba pequeña luna, porque sus ojos eran de un gris plateado semejante al de la luna llena; era la protegida de su padre y sus hermanos, porque era señal del emblema de la familia Dhurden: la luna detrás de la espada.

Grymdel compartía la misma edad que Noah; estaban prontos a cumplir los veinte años, pero no lograban llevarse del todo bien. Con la espada nunca había conseguido vencer a Noah por mucho que se esforzara, fue algo que le generó frustración desde pequeño en sus entrenamientos. No por eso era mal guerrero, incluso llegaba a vencer a hombres del castillo que eran diestros adversarios y se medía con las mejores espadas de Aluarte, pero Noah lo superaba en combate uno a uno por más que lo intentara.

Las Sombras del ReinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora