—No pienso llevar tan pocas cosas.—Exclamé bastante frustrada—Meteré más calcetines.El viaje sería dentro de 8 horas y aún ni siquiera le había comentado a mi madre que saldría del país al amanecer. Noah se sentó en el sofá y bebió la última gota de refresco que quedaba en la botella, me miraba repetidas veces y se veía muy tranquilo, lo cual me ponía el doble de nerviosa. Suspiré mientras intentaba acomodar todo para que entrara bien en mi maleta y escuché como dos golpes en la puerta hacían eco en mi cuarto.
—Mierda...—Susurré mirando a Noah—Mi madre..—Tapé mis ojos negando con mi cabeza
—¿Hanna?, ¿Por qué hay tanto escándalo?—Dijo detrás de la puerta. Yo miré a Noah sin saber que responder, pero nuevamente habló.—¿Hanna?, no me hagas entrar ahí jovencita.—Hubo silencio—Hanna Grey, ¡¿Acaso estás con un muchacho en tu habitación?!
Mi corazón se paralizó por un momento en cuanto ella pronunció aquellas palabras. Noah alzó ambas cejas con diversión sabía que él lo estaba disfrutando. En cuanto iba a responderle escuché como la puerta se abrió de golpe. En ese momento en que los ojos de mi madre se dirigieron los míos y luego a las maletas que se encontraban abiertas con mi ropa desparramada, supe que todo lo siguiente seria un caos.
—Buenas noches Susana.—Dijo Noah saludando con una sonrisa, que según mi madre, era la más encantadora.
—Ah, Noah, eras tu...—Dijo agarrando su pecho con la palma de su mano, agregándole ese toque de dramatismo que era tan común en ella—Creí que estabas con un chico Hanna, pero solo es Noah.
Miré el rostro indignado de Noah y ahogué una risa que subió por mi garganta, pero la retuve con éxito. Mi madre observó la habitación con el ceño fruncido y su siguiente gesto nos asustó a ambos. Ambas manos en sus caderas, esperando que habláramos.
—Ma...tengo que contarte algo, pero necesito que me escuches antes de que te vuelvas loca y te conviertas en lo que sea, menos mi madre.—Dije de forma carismática con una pizca de miedo por su reacción.
—Se van de viaje ¿no es así?. Pues no tienes permiso Hanna.—Respondió tan de golpe que todo lo que esperaba contarle se esfumó y Noah lo notó, porque fue el siguiente al hablar.
—Susana, viene conmigo, sabes que estará a salvo si estoy junto a ella y no dejaré que nada malo le ocurra, puedo dejarte un mechón de mi cabello por si quieres hacerme un muñeco vudú y clavarme alfileres para vengarte si algo llegase a pasarle, lo cual..—Se me acercó y pasó uno de sus brazos por mis hombros para apegarme a él—no ocurrirá.
Le seguí el juego a Noah y miré a mi madre directamente a los ojos, esperaba que nuestro instinto de madre e hija funcionara y confiara en mi, pero ella aún no sabía la peor parte de todo esto, lo cual no quise esperar más y lo di a conocer al momento en que asentí a lo que mi mejor amigo le había comentado a ella.
—Me postulé hace unos meses a un casting de modelaje, me llamaron hace unas tres horas para confirmarme que mi solicitud había sido aceptada y que debía decidir si tomaría el puesto, el cual...acepté.—di una pausa y esperé a su comentario antes de soltar la bomba.
—Oh Hanna..., ¿de eso se trataba todo esto?, tu sueño desde que eras pequeña ha seguido vivo en ti hasta hoy... y ¡es genial!, estoy tan feliz que te hayan podida brindar esa oportunidad—Se me acercó y me separó de Noah para enrollarme con sus brazos y darme un abrazo. Noah me miró en ese momento y con una sonrisa a medias me hizo un gesto de que continuara, pero ella se me adelantó, otra vez—Aunque todavía no entiendo..., ¿por qué necesitas una maleta tan grande? ¿vas a salir lejos de la ciudad?
Se me cerró la garganta y el estómago a la vez. Mi mente me gritaba que mintiera, pero mi corazón hablaba con más fuerza, y si ya había conseguido contarle lo que creía imposible, no podía rendirme ahora. Me separé de los brazos de mi madre y la miré unos segundos antes de hablar.
—De hecho si, mamá—confesé—la academia está fuera del país...específicamente en París Francia
Noah permaneció de pie con los brazos cruzados en su pecho, sabía que esto podía salir mal, pero me mostraba cierto apoyo con su mirada de orgullo. Fueron unos minutos eternos entre que ella procesaba lo que le había confesado y entre que yo esperaba una respuesta por su parte, la cual nunca llegó.
En su rostro se notaba cierta desconfianza, pero también se reflejaba algo más, algo que no pude descifrar en ese momento. Sus ojos se cristalizaron un poco mientras me miraba.—¿Mamá?, ¿estás bien?—Pregunté de inmediato al momento de darme cuenta que quería llorar—No hace falta que vaya, todo fue muy repentino, lo lamento mamá no debí hacer nada sin consultarte antes. Todo esto fue solo un juego de cuando era una niña, cancelaré el viaje, no hay problema mamá, lo resolveré pero no llores, lo siento..
Noah se tensó al ver que me dirigía a la computadora, pero mi madre me interrumpió esta vez de una forma muy inesperada.
—Hanna..siempre voy a querer que seas feliz, incluso si eso significa tenerte lejos de mi por mucho tiempo. Ya no eres pequeña, pero ese sueño permanece en ti desde entonces y tu siempre serás mi niñita. No quiero ser un impedimento para que sigas tus sueños.
No supe qué responder a ello, sentí como reprimía las lágrimas y lo único que pude hacer fue abrazarla con fuerza, susurrándole en el oído un "Gracias" muy real. Noah nos miraba con una sonrisa en el rostro, y yo le hice un gesto de que se acercara. Mi madre se separó de mi y luego agarró a mi mejor amigo para unirlo a nuestro abrazo, él correspondió aferrándose a ambas y en el momento que su mirada y la mía conectaron, sentí paz.
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Al final de todo, iría a por ti
RomanceHanna Grey ha soñado toda su vida con modelar en una de las agencias de moda más grandes de París. Aunque sufre de pánico escénico, le encanta la idea de convertirse en una de las modelos que tanto admiraba y las cuales veía en las revistas que cole...