Cap 7

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Era de noche, el viento empezaba a soplar por mi rostro y podía ver a lo lejos aquella base de confinamiento. Estaba cansado, después de haber caminado por mas de 4 horas por el desierto por fin había llegado al lugar indicado. No estaba solo, detrás de mí estaban soldados comandados por mí, mi misión es rescatar los rehenes que fueron capturados semanas atrás y eliminar a cualquier enemigo que estuviera ahí.

Ya había olvidado como llegue hasta este lugar, mis sentidos estaban tan desorientados que no empezaba razonar como es debido. Pero aun así tuve que dar ordenes para completar la misión que se debía de terminar esa misma noche, la base tendría de recogernos junto a los rehenes y largarnos de aquí.

Nada sale como uno quiere, aprendí esas palabras a mi corta edad, mis acciones demostraron que no puedo cambiar  todo. La vida trata de anteponerse a las adversidades y lo errores que están en tu camino, pero perder o sacrificar una vida no puede considerarse un error. Es una falla, mi falla.

Aquella noche perdí a 8 hombres de 20. Todo para salvar a 5 rehenes que aún seguían con vida, en un inicio jamás puedes tolerar este tipo de acciones, te culpas a ti mismo por las decisiones que tomaste y que posiblemente pudiste haberlo hecho mejor, o talvez, sin cometer ningún error. Pero de eso se trata la vida, me dieron la orden de dirigir esta misión y en mis manos estaban 20 hombres saludables con un posible futuro prometedor y con ganas de salir a delante, pero perdí a 8 de ellos.

Siempre pensé que debería de haber muerto esa noche, yo debería de morir, esos soldados tienen una familia que esperan por ellos, padres que esperan ver a sus hijos. Pero yo, yo no tengo a nadie, nadie me esta esperando en casa. Mi único hogar fue destruido con sus integrantes hace mucho tiempo, aun sigo con la tortura de poder salvarlos, pero esa fantasía se esfumo desde que llegue a este lugar.

La guerra no es para cualquiera, hasta los hombres mas fuertes y determinantes fallan en el momento exacto, donde su vida esta en juego. Yo perdí todo, yo ya no tengo una vida, estoy aquí parado viendo como embalan los cuerpos de mis compañeros, transportándolos en distintos carros. Una maldita costumbre de la que me he acostumbrado, mi vida no tiene significado solo sigo las ordenes de los altos mandos, como si fuese un perro buscando su palo. 

Era una jodida mierda.

...

-conoces al teniente L. – pregunto curioso un cadete –

-escuche rumores... dicen que es invisible... - hablo emocionado – auch... - recibe un golpe –

-se dice invencible y no lo es... solo es otro perro viejo... - hablo con un mal carácter – como cualquiera que haya por aquí...

-vamos... no seas duro con el teniente... recuerda que en una semana estaremos a sus órdenes... - exclamo otro cadete –

-nos llevara a la tumba... - hablo resignado –

-lo que ordene el teniente no está en discusión... logre escuchar que sus ordenes son directas y precisas, las muertes que recae en su espalda fue gracias a los ineptos que no pudieron cumplir con la orden... - hablo otro cadete que estaba echado en la litera –

-y tu como sabes... - pregunto –

-porque luche junto a él... - miro hacia el techo –

-estuviste en una misión junto a él... - hablo intrigado -

-eso es ¡cool!... - afirmo emocionado –

-no, no lo es... - respondió serio –

-de que hablas...

El diario de un niño y un adulto (SERIE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora