Dalia:
¿Que mierda...?
Me levanto de golpe por el sonido vibrante de mi móvil y ...., joder, apenas y eh dormido más de una hora.
El móvil....
El nombre de Amara ilumina la pantalla y por un momento dudo al contestarle. ¿Que? Prefiero sonreírle a cada persona que veo, a tener que escuchar a mi mejor amiga enfadada por la línea telefónica.
- ¿Amará?- murmuró, cerrando los ojos un momento.
- ¿¡Porque demonios te fuiste anoche!? ¿!Sabes lo preocupada que estuve toda la mañana!?- grita, mientras yo aparto rápidamente el teléfono de mi pobre oído.
Cómo lo suponía, no tiene ni idea de lo sucedido y..... eso es lo mejor. Mi mirada se pierde en la preciosa vista del atardecer que se logra apreciar desde mi ventana.
- lo siento- digo, por último.
- no, no lo haces- suspira- ¿Que planes tienes para está noche?
- además de dormir, nada- afirmo, observando con horror mi reflejo en la pantalla.
Joder. Unas horribles ojeras adornan el debajo de mis párpados.
- ¿En serio?- reprocha.
- ¿Por qué?- pregunto, resoplando.
- quería proponerte....- comienza.
- no voy a ir a ningún club- la cortó de inmediato.
- ¡Déjame terminar!- vuelve a gritar y me armó de paciencia- venir a mi casa y ver una serie de películas.
La propuesta me toma por sorpresa y más sabiendo quien viene. Vamos, es Amará, ella odia ese tipo de planes.
- ya casi va a anochecer- replico, apreciando los colores cálidos que adornan el cielo.
- sabes que es mejor asi- se excusa.
Odió cuando tiene razón.
- está bien- digo, por último.
»Te hacé bien distraerte« Sin duda es algo que Amara diría.
- nos vemos, Dalia- corta la llamada.
Con mi último suspiro me levanto de la cama; jamás fue de mi agrado salir más de dos horas de casa, no lo sé, tal vez fueron tantas las veces que estuve encerrada, sin conocer ni un poco del exterior, que termine.... acostumbrandóme.
Me acostumbre a mi vida, sabía que no tenía la oportunidad de cambiarla o como todos lo prefieren, hacerla mejor y algo que, sin duda, yo no tenía la oportunidad, por lo que decidí resignarme. Decidí aguantar las golpizas de Adriana, decidí aguantar sus humillaciones, decidí aguantar.... todo.
Cierro los ojos cuando siento como comienzan a arder. No pienso llorar, no ahora.
¿Además, por que lo haría? Por nada, Dalia. No hay motivos.
El sonido del agua al caer es lo único que escucho mientras masajeo lentamente mi cuero cabelludo, dejando que la tensión se disuelva bajo mis dedos. El jabón se desliza suavemente, dejando un rastro de espuma y frescura por mi piel.
En la ducha, pierdo la noción del tiempo, dejándome llevar por la sensación reconfortante de estar, por lo mínimo, un tanto alejada de los episodios de sufrimiento y tormento que han marcado mi vida por completo.
Un día me prometi a mi misma que no iba a permitir que el dolor definiera mi existencia, a encontrar mi belleza en medio de la tormenta. Sin embargo, aunque traté de huir, siempre regresarán.
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Un misterio encantador
RomanceDalia, una chica universitaria con traumas de su pasado. Fabián, un empresario frio y corredor de carreras legales e ilegales. Ellos se cruzan por casualidad, son un misterio para ambos; sin embargo, no saben que el destino les tiene preparado algo...