Capitulo 9

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Almas viejas.

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Raiden Isabel Castillo Pov.

La daga no vuelve a clavarse en mi piel. Alguien la detiene antes de poder hacerlo. Gotas de sangre de Nico caen sobre mi rostro, sostiene la hoja de su daga con su mano desnuda y brota de la herida sobre su palma. Está loco

El tomo la maldita daga entre sus dedos como si nada. Y aunque sé que está experimentado un gran dolor, su rostro se mantiene inexpresivo.

Todo su rostro se tensa y sus ojos ónix se llenan de fuego púrpura.

— ¡No te atrevas…!— Su sangre se resbala desde dentro su palma y se mezcla con la mía. Si hace lo mismo que conmigo terminará rebanando todos los dedos de su mano.— ¡Hera!

Todo se sacude y mi alrededor se llena de sombras. Pensé que estaba a punto de perder la conciencia, pero no, esa oscuridad proviene del propio Nico.

— Hermana debes calmarte ahora mismo.— La voz tranquila de Hades me saca del shock. Él se acerca a paso ligero y coloca su dedo índice debajo del filo de la daga, apartándolo de la mano de Nico, quien retrocede.—Me parece que ibas a cortarle los dedos a mi único hijo varón.—Dice con cierto tono de ofensa en su voz calmada.

— ¡No te entrometas Hades! ¡No tienes él—Hera no aparta su mirada furiosa de nosotros, pero Hades la interrumpe con voz fuerte y alta.

— Hiciste un juramento.— Le recuerda con un tono sentencioso.

— ¡Eso fue hace miles de años!— Grita y se lanza hacia nosotros, pero Hades se interpone en su camino—Hades…

Nico me toma por los hombros y me obliga a retroceder con él.

—Estás haciendo una escena frente a todos. No solo los semidioses.—El dios gira su rostro a la multitud—Todos te están viendo ahora mismo.— Dice con una voz sorprendentemente suave.

Entonces por primera vez Hera mira hacia la multitud. La mayoría de los semidioses habían sacado sus armas y mantenían en una posición defensiva, se veían horrorizados y tensos. Y los dioses, ellos, la miraban incrédulos y alarmados por su comportamiento.

Hera respiro hondo y bajo su daga, al tiempo en que Zeus se abría paso para llegar a ellos. Mi padre me echo un vistazo y su rostro se endureció.

— Creo que la fiesta se terminó.— Suspira Hades y le hace una seña con la cabeza a su esposa Perséfone.

La diosa de la primavera respiró hondo, puso los ojos en blanco y apartó de sus labios su copa de hidromiel para acercarse.

— Vuelvan al campamento mestizo semidioses.—Pidió Zeus con una voz llena de autoridad, haciendo temblar el suelo y que el cielo se estremeciera. Sin apartar los ojos de su esposa. A lo lejos una tormenta se acerca, escucho los truenos y veo como los relámpagos iluminan los cielos antes despejados y soleados. Me mira un instante y el aire se vuelve denso— Los dioses tenemos una reunión pendiente. — Informa, su voz cargada—Parece que todos deben recordar sus antiguas promesas.

EUDAIMONIA/ Nico di Angelo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora