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Iván estaba en la casa de un amigo, más precisamente Nicolás, Nico u oscu, como le quieran llamar. La noche anterior se quedó a dormir ya que se había hecho muy tarde y hoy se tenía que ir para darle de comer a Micha.

Las feromonas de Nico olían a naranja y a algo más que no reconocía pero que le recordaba a la primavera.

- Chau boludo que se me hace tarde y mis viejos me van a regañar, es eso o que se me muera la gata porque no le dejé comida -Se despidió

- Chau guacho, nos vemos cuando te pinte volver a salir de tu cueva -Se despidió Nico igualmente sacándole una risa a Iván.

- Si, si, lo que digas.

Con eso salió de la habitación de su amigo para bajar al primer piso ya que era de dos plantas. Cuando abrió la puerta y salió de la casa se dio cuenta de que estaba brisando y si no se apuraba probablemente empezaría a llover con más fuerza.

Se puso el gorro de su buzo gris y comenzó con su camino. No tenía plata para un taxi y su teléfono estaba descargado como para llamar a un Uber o un amigo que lo viniera a buscar y el idiota de Nico no podía llevarlo ya que tenía el auto en el mecánico.

La lluvia caía con más intensidad empapandolo por completo.

Después de caminar por una hora y media su casa quedaba ya a tan solo dos horas más. Solo al idiota de Nico le daba por vivir en la ciudad y solo al idiota de él le daba por ir solo y sin compañía.

Mientras esperaba a que el semáforo se pusiera en rojo para pasar, un paraguas lo cubrió de la lluvia.

Volteo a ver notando a un chico más alto que el y con cubrebocas. Esa persona era la que sostenía el paraguas.

- Es para que no te resfries. Si quieres te lo puedes quedar.

Dijo el desconocido, probablemente sonriendo por debajo del cubrebocas.

«No es de aquí, su acento es diferente» pensó Iván.

- Gracias.

Agradeció Iván agarrando el paraguas mirando al desconocido a sus ojos miel hipnotizantes. Parecía mayor que el.

Por su aroma asumía que era un Alfa. Olía a cigarrillos, café amargo y lluvía, un aroma bastante atrayente si se lo preguntaban.

Antes de decir algo más, el desconocido se fue.

El semáforo ya estaba en rojo permitiendo que pase.

En las dos horas de caminata hacia la casa de sus padres se la paso pensando en quien era ese desconocido y porque había decidido darle su paraguas.

Cuando llegó a la casa de sus padres lo primero que hizo fue cambiarse de ropa para luego darle de comer a Micha e irse a la cama a dormir aprovechando que sus padres no habían llegado.

Durmió pensando en ese desconocido de aroma atrayente y ojos hipnotizantes .

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492 palabras

Café en día lluvioso | Spreen x Wilbur |EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora