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"— ¿Sabes qué? Puedes irte a la mierda, no me interesa lo que un maldito cantinero como tú tenga que decirme a mí, una persona sexy con una vida exitosa y un gran futuro por delante.

Le gritó al hombre que tenía enfrente, el mismo que estaba hablando con un castaño que simplemente guardó silencio y se dedicó a verlo como un bicho raro. ¡¿Cómo se atrevía ese rollo de canela a verlo como si no fuera más que un tipo raro de gustos raros?! ¡Ósea! Sí, pero. ¿Quién le da ese derecho? ¡Se sentía tan furioso! Y no es porque ande hasta el tope de la borrachera, no sabe a quién le está va de mentar la madre y no reacciona como quisiera, pero... ¡No es eso de lo que deseaba hablar ahora! Aunque... ¿De qué o con quién estaba hablando en primer lugar?

Un bufido molesto fue lo único que recibió en respuesta.

— Sí no te importa lo que yo diga, niño, puedes irte.

Hizo un ademán mientras señalaba la puerta.

— ¡Tú! ¡Maldito gato! — exclamó apuntando al mayor.

— Es de mala educación señalar a otros, mi afeminado amigo.

Una voz suave, casi melodiosa, sin mencionar lo fuerte y grave que se escuchaba que lo hizo sentir un escalofrío. Eso también es un efecto secundario por culpa del alcohol.

— Cierra la boca, maldito rollo de canela.

— ...

El tipo castaño rió entre dientes mientras pasaba una de sus manos sobre sus hebras castañas que se habían despeinado por una extraña brisa que había salido de algún desconocido. Solamente le dio una mirada rápida y se fijó de nuevo en el vejete que tenía enfrente. ¡El mismo que lo veía como una peste y al parecer eso le causaba gracia!

— Nos vemos, querido amigo.

Decía mientras se ponía de pie.

— Vete al diablo, no soy tu amigo.

El castaño solamente reía encantadoramente mientras se ponía la chamarra café oscuro, agarrando el bastón que al parecer era de adorno y comenzó a alejarse mientras decía en voz alta.

— ¡Iré a sus brazos ahora mismo, Husker!

Y el otro se quedó rechistando y, el niño escandaloso se quedó congelado porque había sido ignorado épicamente por los demás. ¡Vaya que se sentía furioso!

El "cantinero" lo miró por encima del hombro.

— ¿Y tú sigues aquí? Te recomiendo que te pierdas, mi otro jefe estará a punto de llegar y no vas a querer toparte con él, no le agradan los tipos como tú."

Un rubio se cruzó de brazos mientras veía a sus dos amigas del alma. ¡Las mismas que solamente daban un fuerte sorbo a sus bebidas heladas! Mientras que una de ellas parecía enojada, la otra ni siquiera mostraba un poco de interés.

— ¿Puedes creerlo? ¡Me dijo niño, a mí! ¡Anthony D' Angelo! ¿Quién se cree que es?

La chica de cabello rubio, una de sus mejores amigas según sus propias palabras. Lo miró con cierta gracia a la vez que le daba su bebida fría para que se le bajara un poco la ira que lo impulsaba a seguir despotricando palabras llenas de insultos y varias cosas más que no serán mencionadas.

— No sé porqué te quejas, está vez si fue tu culpa.

El rubio miró a la azabache teñida de blanco con una ceja alzada con clara indignación.

— ¿Disculpa? ¿Por qué sería mi culpa?

La chica puso los ojos en blanco.

— ¿En serio no lo sabes? Llegas completamente drogado y empiezas a insultar a un bartender que solo hace su trabajo, ves que está hablando con alguien y haces un show delante de toda esa gente...

Sálvame. [HuskerDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora