Normalmente basaba mis gustos en personas en la forma en la que se comportaban conmigo, la forma en la que me hablaban o incluso la forma en la que me tocaban, solo en caso de que permitiera que me tocaran, era de esperarse que en esta situación volviera al punto de no saber qué hacer, era la primera vez que alguien me gustaba solo por su simple existencia, por la forma de sus ojos, su apariencia, desconocía por completo que tenía que hacer, y era solemnemente estúpida cada que mi presencia yacía cerca de la suya. Entonces acercarme de esa forma no era opción todavía, pero no podía dejar pasar más tiempo y solo quedarme sin hacer nada. No era suficiente los acercamientos en el trabajo y sus halagos que algunas veces me hacía, sin embargo pareciera que la única con miedo era yo. Tenía envidia de su forma tan natural para conversar y platicar.
Como si solo por ser ella me hubiese gustado, como si su mirada pudiera decir más de mil palabras, sus ojos tenían la capacidad de hacerme sonreír, de sentirme nerviosa e incluso de sentirme tímida por su presencia.
Algo era muy cierto, su energía era dominante y diferente a la mía. Eso me ponía aún más nerviosa y me impedía acercarme."Por favor no me pidas que te pase nada" pensaba cada que me llamaba a lo lejos, porque cada que mi dedo rozaba el suyo sentía tanto miedo. ¿Como era posible que alguien tan cálida tuviera sus manos tan frías? Sus dedos eran tan finos y sus uñas largas, definitivamente era muy diferente a mi y no podía ignorar el hecho de que cada vez que me pedía cualquier objeto, no retiraba mi mano, quizás porque era el único tacto que tenía con ella. O porque simplemente ya no quería soltarla. Su dedo tocaba el mío, el contrario tampoco se movia, anda, quita la mano. Pensé que la quitaría rápidamente al pasarle aquella hoja que me había pedido sin embargo no lo hizo; también dejaba la mano conmigo.
No hacía mucho tiempo me di cuenta, creo que también le interesaba pero yo era demasiado insegura como para si quiera imaginarlo. Posiblemente eran escenarios en mi mente, quizás estaba volviéndome loca pero ¿Y si si era cierto?Me gusta el amor romántico, el hecho de sonreír con recordar su rostro o aferrarme a la idea de que algo pudiese ocurrir me agradaba pero ¿realmente era posible?
Mis noches se basaban en mirar al techo, cerrar los ojos y lo primero que llegaba a mi mente era su imagen y una leve sonrisa que siempre emitía. Me preguntaba todo el tiempo por que su existencia me comía la cabeza y me preguntaba: ¿tampoco te dejo dormir? ¿Pensarás en mi? Posiblemente no. Quizás solo sabía que existía y quizás solo me veía como una amiga. Pero bueno, soñar nunca ha costado nada y quizás si cierro un poco mis ojos, pueda dormir y descansar un poco.
A la mañana siguiente fue peor, me hubiera quedado dormida.
-Oh vamos amiga, no es tan difícil. Solo pídele el número y me lo das- jalaba del brazo a mi compañera de trabajo, compañera la cual no estaba tan lejos de Lu, solo le había pedido que se acercara a ella y le pidiese su numero de teléfono, no importa si decía que yo lo había pedido. Solo quería su numero.
-Ay Lena. Lo haré pero que sepas que estás en deuda conmigo- solté mi agarre de inmediato, dedicándole una sonrisa completamente fingida y ella lo sabía.
-Por supuesto Lau, encantada - le respondí con una sonrisa obligada esperando recibir una misma pero esta si sincera. Ella nunca fue buena para entender mi sarcasmo.
Solo tenía que conseguirlo y ya, no era tan difícil.
Al final mi amiga solo conseguiría el número, podría mandarle mensaje y así podría tener excusas para acercarme en otros momentos, podría generar confianza en mi misma al hablar con ella y así no tendría pena de acercarme o hablarle. Realmente era buena idea pero al mismo tiempo sería difícil, no tenia idea de que podría usar como tema de conversación y podría terminar arruinando todo. Más bien era un arma de filo doble, tanto me beneficiaba como podría perjudicarme. Supongo que tendría que ser cuidadosa pero no llegar al punto de ser aburrida.No lo fuí.