El hijo de mamá [Harco]

11 años [1]

El día antes de ir a Hogwarts los niños estaban muy emocionados y asustados a niveles iguales. Querían ver el magnífico castillo en el que estudiaron sus padres y también estaban nerviosos por saber en qué casa estarían. Ambos querían estar en Slytherin y compartir cuarto. Porque sí, Draven ya se había decidido por Slytherin.

Meses previos a su partida fue la temporada más estresante para ambos niños. Los padres de Draven se lo llevaron a Estados Unidos para disfrutar todo el tiempo posible con su hijo antes de que se vaya a ese internado suicida donde pasará los próximos 7 años de su vida. Draco solo pudo comunicarse con su novio por cartas que no eran suficientes.

El peor día fue el de antes de partir,
Narcissa estaba preocupada por su bebé, se la pasaba distante y casi no salía de su habitación. Nunca pensó que al separar a los niños sería tan triste. Se habían acostumbrado mucho a la presencia del otro. Y no es que esté mal, pero hay que poner ciertos límites por si algún día la relación de ellos llega a terminar.

Ese día Draco no se había aparecido para desayunar ni a la hora de la comida, por lo que Narcissa pensó que era hora de obligarlo a salir porque no podía pasarse todo el día sin comer siendo tan pequeño. Su pequeño Draco solo tiene 11 años.

Al llegar al pasillo de su hijo escuchó risas provinientes de la habitación del nene, por lo que con pasos sigilosos se asomó por una abertura en la puerta para encontrar a su bebé sentado en forma de indio sobre la gran alfombra con todas sus cosas de la escuela que habían sido compradas anteriormente la semana pasada. Había un espejo mediano frente a él en el que se alcanzaba a ver la silueta de un niño de cabellos negros y ojos verdes que lo veía con una leve sonrisa mientras Draco le mostraba sus materiales emocionado. Es Draven.

Está más alto de lo que recuerda y su pelo también es más largo, al parecer su hermana había encontrado la forma de hacer que el pelo de su adorado hijo se viera fabuloso. Por el sonrojo en las mejillas de su hijo, parece que también le gusta ese nuevo look.

Cuando Draco se inclinó para besar el espejo decidió que sería suficiente y cerrando la puerta por completo sonrió enternecida. Ya no tenía que preocuparse por su hijo, al parecer Bellatrix también estaba teniendo el mismo problema con el otro niño y tuvo que comprar un espejo comunicador para que los niños se vean las caras después de tanto tiempo. Draco se veía radiante y sonreía más de lo que había sonreído en meses sin Draven. Seguramente está muy emocionado por ver a su novio mañana en el tren.

¡Ay, el primer amor!

Le pidio a un elfo que le llevase la comida a su hijo y bajó tarareando las escaleras, donde se encontró a su esposo al final. Lucius le miró sorprendido cuando le plantó un beso salvaje en los labios para luego continuar su camino sin dejar de murmurar:

Que lindo es el amor.