Te siento

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¿A qué extremo debes llegar para saber que has cruzado la línea?

Es evidente que no puedes estar con él, pero ¿cómo sabes cuándo debes parar?

¿Debes parar cuando comienzas a pensar en él a cada momento?
¿Debes parar cuando tocas su cabello rojizo con una ternura que no corresponde a la de un hermano?
¿Debes parar cuando sus labios se rosan y puedes sentir su respiración pesada?
¿Debes parar cuando lo besas con la pasión de un ferviente amante?
¿Debes parar cuando al juntar sus cuerpos solo puedes desear unirlos aún más, hasta mezclarse el uno con el otro?

¿Cuál es el límite? ¿Cuándo es que dejas de estar dentro de la normativa y rozas la entrada de la perversión?

Aún así no podía evitarlo, su mirada decidida era, para mí, una invitación a tocar su cuerpo, a terminar de entender su lenguaje y a adentrarme en lo más profundo de su alma, pero ¿cuál sería el costo de este sentimiento?

Seguro iríamos al puto infierno, aunque no podía ser un lugar tan terrible... no si permanecíamos juntos...

Sin duda estábamos realmente jodidos.
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Ellos solían estar juntos más tiempo del que siquiera podían notar, así había sido desde que eran pequeños y, aunque tenían sus diferencias, solían enfrentar lo que viniera como un equipo, pues habían tenido la suerte de tener el tipo de relación en la que sin importar lo que pasase lograban arreglar las cosas para volver a estar el uno con el otro.

Todo comenzó a cambiar de a poco cuando dejaron la dulce etapa de la niñez; sus pensamientos y sentimientos comenzaban a tornarse complejos y difíciles de tratar para ambos, incluso los conceptos más básicos parecían deformarse hasta crear algo enorme que conllevaba más cosas de las que alguna vez pudieron imaginar.

Dee había iniciado un ciclo de depresión leve, que aunque no interfería directamente con su vida, ya que él siempre había sido bastante 'apagado', era algo molesto de sobrellevar. Trataba de mantener su característica manera de ser, certera y calmada, pues no quería convertir su existencia en una especie de carga aún mayor.

Por otro lado Heavy se había convertido en un chico problema, metiéndose siempre en peleas brutales y asistiendo sin falta a fiestas que no correspondían en lo absoluto a su edad, aún si para ello debía escaparse de casa. Su madre, que siempre había apoyado estás conductas, había caído en conciencia de lo molestas que eran una vez llegadas a estos extremos, por lo que ella y Glam siempre estaban sobre él, intentando evitar que consumara cualquier acción estúpida y autodestructiva que tuviera en mente.

El rastro de aquellos niños excéntricos pero totalmente dulces, se volvía cada vez más difuso, causando conflictos recurrentes en la familia.

- ¡Maldita sea, Heavy! ¡Puedes por una puta vez pensar antes de hacer una estupidez! ¡Tu padre y yo estábamos preocupados como la mierda, ¿acaso crees que somos tan imbéciles como para no notar que no volviste anoche?! -. Resonaban gritos y estruendosos golpes por toda la casa, mientras el pelirrojo subía cabizbajo las escaleras sin emitir un solo sonido.

- ¡Hijo de puta, siquiera me estás escuchando! -. Gruñe furiosa mientras toma la chaqueta de su hijo con fuerza, apesar de que hasta el momento no había reaccionado en lo absoluto, no toleró sentir el contacto violento de su madre y entró en su modo de defensa más primitivo.

- ¡Vete a la mierda! ¡Si está es la manera de demostrar lo preocupada que estás, mejor guardate tu jodida preocupación para ti, zorra! -. Victoria retrocedió y le soltó en secó, esas palabras se habían enterrado profundamente en su cabeza, Heavy jamás le había hablado así; en ese momento poco importó que ella fuese mucho más imponente que él, simplemente se había quedado fría procesando lo que estaba pasando.

¿En qué momento su Heavy se había convertido en esto?
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Mientras la dramática escena se desarrollaba, Dee estaba en su habitación, acostado boca arriba, escuchando su música mientras garabateaba en su libreta. Las líricas le golpeaban con más fuerza mientras más las escuchaba, era como si pudiera sentir en carne propia lo que trataban de decir, y así sin más, su puerta se abrió y cerró con leve fuerza delante de él, era su hermano, el cuál mantenía la cabeza totalmente agachada con su largo cabello alborotado cubriendo su rostro.

Heavy se acercó a la mitad de la cama ante la mirada extrañada de su hermano y se dejó caer completamente derrotado, para luego recostarse con cuidado en la espalda de Dee. No era algo raro entre ellos, aunque al principio Dee odiaba el contacto físico con cualquiera, terminó por acostumbrarse a los acercamientos de su hermano, pues con el pasar de lo años terminó por darse cuenta que no importaría cuánto insistiera en que no lo tocase, él lo seguiría haciendo.

- Te metiste en problemas de nuevo ¿no? -. No hay respuesta alguna.

- Heavy te estoy hablando -.

- Dee -. Interrumpe. -¿Tú piensas que soy una molestía? -. Pregunta con la voz cortada, convirtiéndose en el centro de atención de su hermano, quién lo mira con los ojos bien abiertos.

- Nunca quise hablarle así a mamá, no quería causarles problemas, ni siquiera sé porqué hago lo que hago, yo solo...-. Finamente rompe en llanto, un llanto pesado, casi insonoro, que hace reaccionar de inmediato a Dee, el cuál se libra del peso que está sobre él para abrazar con titubeo a quien él creía tanto lo necesitaba.

- Carajo -. Dice para sí, mientras se muerde el labio inferior como signo de incertidumbre, no sabía cómo reaccionar y trataba de mantenerse en sus cinco sentidos para no hacer algo tonto en un momento importante como éste, pero todo se fue a la mierda al sentir como los brazos de su hermano se aferraban fuertemente a él, manteniéndolo pegado a su cuerpo, permitiéndole sentir el palpitar del otro y escuchar al fin sus sollozos. No pudo contenerse más cuando sintió como su hombro se humedecía rápidamente y estrechó su abrazo.

- Tú no eres una molestía -. Dijo, sin rastro de mentira o sarcasmo, estaba poniéndose en una posición vulnerable al ser realmente sincero, pero era necesario.

Al oír esto, fue como si de repente hubiera podido volver a respirar, eran las palabras justas que él quería, no, que necesitaba escuchar, y habían venido de la persona que menos esperaba, pero que más anhelaba que las dijera. Mientras su llanto se calmaba, suspiró profundamente y de manera impetuosa cometió inconciente el mayor de sus errores.

Solo parecía un toque, de esos toques inocentes que hacían los amigos sosteniendo la cabeza del otro y apoyando sus frentes, pero sin que le diera tiempo de reaccionar éste se desvío levemente rozando con suavidad sus labios. Su reacción por inercia fue cerrar con fuerza sus ojos y apretar la boca con la mueca de haber probado algo muy amargo, sin embargo mientras cada perpetuo segundo pasaba, los músculos de su cara y cuerpo comenzaban a relajarse, dando pasó a la lengua de su hermano para que se adentrará violentamente hasta lo más profundo. Aunque al principio y por reflejo había intentado apartarse, no lo había conseguido por el agarre del pelirrojo, que a pesar de ser débil y tembloroso en este punto, lo había mantenido en su lugar hasta que todo rastro de su voluntad había desaparecido.

Era como si de repente todo lo demás hubiera desaparecido y que la tención del ambiente de hace unos momentos se haya fundido en una melancólica pero romántica escena.

Cuando de repente algo los sacó de su profundo trance...

Am I Crossed The Line?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora