Capítulo 4: Muñeco de Nieve.

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Al ritmo de la famosa canción New York New York de Frank Sinatra, más de un millón de personas custodiadas por el cuerpo policiaco pasaban los últimos momentos de 2023 concentradas en la mundialmente conocida Time Square, la interacción de calles en la Isla de Manhattan situada en la esquina de la Avenida Broadway y la Séptima Avenida, ubicada en la Gran Ciudad de Nueva York en los Estados Unidos de América. Camarógrafos apuntaban hacia la gran esfera de cristal que descendía desde lo alto de decenas de pantallas led hacia la multitud para anunciar a los presentes entre millones de papelillos de colores que caían desde el aire junto con fuegos pirotécnicos, que nos despedíamos del 31 de diciembre para darle la bienvenida al 1 de enero en el frio invernal. Fue tanta la emoción que el suelo se retorció desde sus cimientos, la forma en que el planeta empezaba una nueva etapa, trayendo consigo un gran silencio y parálisis a las personas.

El terremoto se detuvo con tal precipitación, que provocó el desprendimiento de la gran esfera hacia los civiles. En cuestión de segundos la policía hacía todo lo posible por despejar a la mayoría de la zona de impacto, pero el grupo en donde un niño sostenía un globo lila con la frase "Feliz 2024" seria la inevitable víctima de la próxima tragedia. Por instinto, su madre lo abrazó, soltando su preciado globo, no sólo para pasar sus últimos segundos juntos, sino porque era su deber desde que lo tuvo dentro de sí, ser su protectora hasta el final. Solo se sintió una brisa repentina, como si el momento se alargara cada vez más en la fría eternidad. Decidida a mirar a la muerte a sus vacíos ojos, observó hacia su horroroso destino, solo para ver en su lugar la esfera suspendida en el aire en la mano derecha de Onun, y en la izquierda el globo que creía perdido su hijo, para serle devuelto como un regalo.

-Me parece que esto te pertenece, campeón- dijo Onun dejando que el niño tomara el globo que había recuperado para él.

-Les agradecería si me pudieran dar un poco de espacio - dijo Onun viendo como la gente despejaba más el área de colisión, para que de un golpe pudiera hacerle una abolladura a la gran esfera y cuidadosamente la dejara en el suelo sin que esta comenzara a rodar peligrosamente hacia el público que presenciaba otra de sus muchas hazañas, sin perderse un segundo de vista ante los camarógrafos que proyectaban su heroica imagen en las pantallas de Time Square.

-Le sugiero que, para la próxima vez, los encargados de este armatoste tengan más cuidado- dijo Onun empezando a flotar en el suelo, y haciendo ondear su capa dorada con el frio aire del invierno que inundaba el iluminado ambiente.

-Por cierto, feliz año nuevo 2024, querida gente de la Tierra, de su amigable visitante, Onun- dijo esto guiñando un ojo antes de salir disparado hacia el oscuro cielo, dejando por primera vez en año nuevo un silencio sepulcral por haber presenciado un acto casi divino no solo en la ciudad que nunca duerme, si no en cada rincón del mundo como lo conocemos.

12 de diciembre de 2025.

Un nuevo día se presentaba en la fría mañana de Boston, copos de nieve caían sin cesar, los árboles se cubrían por un blanco manto, los ciudadanos salían abrigados, los padres ayudaban a hacer muñecos de nieve a sus hijos en casa o en los parques, los niños jugaban a hacer bolas de nieve y tirarlas entre sí, y las parejas más enamoradas patinaban en las pistas de hielo para danzar al ritmo de su amor. Todos apreciados por Abigail Pierce y Hans Wu, quienes bien abrigados con gorros, bufandas, guantes y chaquetas disfrutaban de la calidez de un chocolate caliente sentados en el banco de una plaza.

-Mira a todas estas personas, actuando como si estos tiempos fueran como en cualquier otra víspera de navidad. Muchos los juzgarían por estar jugando en la nieve en lugar de estar preocupados por lo que está pasando en el mundo, pero solo están celosos por su forma de llevar lo que ocurre- dijo Abigail disfrutando como nunca de cada lento sorbo que da a su delicioso chocolate caliente que la hacía sentir de maravilla.

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