3. La letalidad Mancini.

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Días antes del cumpleaños de Megan.

Ernesto Mancini

Casi nunca estoy de humor, pero hoy en especial no soporto ni siquiera el oxígeno que entra en mi cuerpo. Mis dedos inquietos no dejan de desear sangre escurriendo de ellos, falta tan poco para su cumpleaños para que mi mayor miedo se vuelva real y me aplaste.

Ahora tengo que cumplir mi promesa con mi clan, mi primogénita será presentada pronto ante el mundo aunque me importe un carajo la reacción de mi familia, temo por la seguridad de Megan, ella tendrá que ser fuerte.

No podré protegerla como prometí, ella tendrá que demostrar su fuerza sin mi presencia, espero que después de su cumpleaños pueda volver a ver su rostro con vida y no en una lápida.

En mi época fue fácil ser yo, pero ella es mujer, nadie la respetará porque la verán débil, ella es mi más grande apuesta, mi más grande experimento, mi Afrodita, si muere estaré enojado porque quiero que en vez de morir muestre que es un demonio que arrasará con todo, mientras respire yo estaré ganando.

— Ernesto — saluda mi socio Dony, quien se ha encargado del trabajo de Greta — está todo listo.

— ¿Es lo que pedí? — pregunto impaciente.

— Es lo que pediste — confirma con su típica sonrisa — No mencionaste que tu hijo tuviera gustos peculiares.

— Mi hija no tiene gustos peculiares — informo fuerte y claro.

Se siente bien decir al fin esta palabra al mundo, nunca me ha gustado guardar secretos, pero las cosas cambian cuando quieres proteger a alguien.

— ¿Hija?

— Mi hija — le afirmo.

— No puede ser — su cara cambia a miedo — Dime que es una broma de mal gusto.

— Acaso tengo cara de payaso — Mi mirada lo intimida y va asimilando todo lo que esperaba esa reacción.

— De todas las cosas que pensé sobre tu hijo, esto jamás se me pasó por la mente, por eso pediste que preparara un hombre.

— Si.

— Sabes que si sale fuera morirá, ¿Lo sabes? Por qué no la mataste cuando pudiste, aún estás a tiempo y puedes prolongar tu mandato hasta que tengas otro heredero.

Lo último hace que lo tome del cuello, quitándole la respiración.

— Ella llevará mi legado, será el maldito demonio que arrase con todo, será la ama, señora y la reina del mundo, porque es la hija de Ernesto. —Lo suelto cuando siento que va a morir.

— Como ordené, mi señor, quisiera verla si me lo permite — menciona tosiendo descontroladamente.

Sin decir nada, lo llevo donde Megan está peleando con un luchador traído de Brasil, él observa incrédulo.

— Mi señor, con el respeto que usted se merece, por ser mujer no la dejarán en paz ni un solo segundo, no importa lo fuerte que sea, eso no lo es todo, debe ser astuta, inteligente y bella...

— No se te ocurra intentar decirle bella a mi hija de nuevo, ni nada que se le parezca — lo corto — por eso tendrá un compañero que le enseñará lo que falta.

— Pero, mi señor, usted sabe mejor cómo funciona todo, además, estará más segura con usted, ya que nadie se atreverá a juzgarlo, todo el clan estará en peligro.

— Ya deja la formalidad, no volveré a tocarte si tú no vuelves a joderme — él es mi socio, no mi esclavo — aunque sea mi hija, debe mostrar su utilidad, si muere, entonces esperaré mucho de ella y te guste o no, ella lleva el destino de todos en sus manos.

Mujer InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora