1. Dolores ocultos.

66 13 21
                                    

29 de abril del 2010 Amazonia brasileña, tribu indígena Moxikatetima.

Ernesto Mancini, Líder de la Mafia italiana Aniketos.

Me encuentro en una de las chozas llamadas Nikutaima con el jefe de la tribu Moxicatetima, desde ese punto puedo observar cómo mi primogénita de 9 años lucha con un jabalí que le dobla el peso, algo que me resulta entretenido.

Esta tribu es la más salvaje de la Amazonia, una tribu que nadie sabe que existe gracias a mis ancestros que les brindaron protección cuando estuvo a punto de ser descubierta en 1953, desde entonces es protegida por nuestra organización, aquí aprendí a sobrevivir, pelear y lo dura que puede ser la naturaleza.

Por lo general solo nuestra familia conoce la ubicación. Pero su idioma yarutaima y sus costumbres las conocen únicamente los primogénitos.

— ¡Padre, por favor sácame! — Grita Megan.

Mandé a traer una jaula de metal hace poco. Necesito que Megan aprenda a luchar.

— Megan, si no lo matas, estoy seguro de que no tendremos cena y papá tiene hambre — dispongo.

Desde los dos años he hecho que cace nuestra cena, necesito que la debilidad de niña se desvanezca y que su lado salvaje predomine mucho más.

Normalmente en nuestra familia se realizan las mismas prácticas a partir de los 5 años, pero Megan es mujer, ella necesitaba comenzar desde antes con más intensidad, así logrará compensar la fuerza natural de un hombre.

— ¡Padre, por favor, prometo cazar un enorme pez para ti! — Ruega ya sin aire, pero su miedo no me conmueve ni un poco.

— ¡Quiero jabalí! ¿Acaso no entiendes o quieres que te dé una idea de cuánto lo quiero? — Esta vez mi voz suena tranquila pero es suficiente para plantar terror en los ojos de Megan.

Los grandes cazadores de la tribu la observan incrédulos, nunca antes habían visto a una niña luchando con un jabalí. El jabalí está bastante enojado, atacando a Megan sin descansar ni un segundo.

Es uno de los más salvajes de toda la selva, un indígena con experiencia tardaría para matarlo teniendo un arma, pero Megan no tiene experiencia ni un arma. Será bastante interesante.

— ¿En serio piensas que la pequeña logrará matar al jabalí sin ningún tipo de arma? — Juzga el jefe de la tribu en su idioma natal, que entiendo perfectamente.

— Solo observa.

No puedo dejar de observar a mi pequeña afrodita, que dejó el miedo para enfrentarse con la cena de su padre, su mirada retadora e imponente intimida incluso más que la mía, su cuerpo adopta una posición de ataque que nunca antes había visto, el enojo y la frustración avasallan su cuerpo, permitiendo que el temor se vaya de su rostro.

— ¡AAAAAAAHHHHH! — Grita de ira. El grito llega a mis oídos trayendo escalofríos.

Nunca antes la había visto gritar así, el animal salvaje comienza a correr de pronto, pero Megan lo toma del cuello aferrándose a él con brazos y piernas, quitándole la movilidad.

Continúa así y en pocos minutos veo al jabalí muerto al lado de Megan, quien está jadeando de cansancio.

— No puedo creerlo — Menciona el anciano. La cara de los indígenas es indescifrable, están en total asombro.

Mujer InfernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora