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TN vivía en un pequeño y modesto apartamento en el centro de la ciudad, justo debajo del piso de los hermanos Andrew y Ashley, en realidad bajo el vecino de estos hermanos. La pandemia había cambiado todo. Las autoridades habían impuesto una estricta cuarentena, encerrando a los residentes en sus apartamentos. Nadie podía salir, y los guardias que patrullaban el edificio se aseguraban de que nadie violara las restricciones. La comida que les proporcionaban era escasa, lo que había llevado a TN a enfermarse con frecuencia debido a sus bajas defensas.
La soledad y el aislamiento pesaban mucho sobre TN. Con el tiempo, los días se volvieron indistinguibles unos de otros, una monotonía opresiva que solo se rompía por los ocasionales ruidos provenientes del apartamento vecino. En ese apartamento vivía un hombre con una notable fascinación por lo espiritual y lo oculto. TN a menudo escuchaba sus susurros y cánticos que resonaban a través de las paredes delgadas, llenando su mente de curiosidad, conocía bien de que trataba aquellos cánticos pero dudaba mucho dada a la repeticiones de su vecino, que el ritual haya funcionado.
Una noche, tras un largo día de fiebre y debilidad, TN escuchó un sonido diferente. Era como si algo pesado hubiera sido arrastrado por el suelo, seguido de un inquietante silencio. La curiosidad invadió su mente. Decidió investigar, a pesar de su estado frágil y la opresión del confinamiento.
Con esfuerzo, se levantó de su cama y se dirigió al pasillo. Las luces parpadeantes y el silencio solo aumentaban su sensación de vulnerabilidad. Llegó a su terraza y con un leve esfuerzo tratando de asomar su cabeza, si es que quizas en esa posiciones lograba ver algo, pero no fue asi. Desde esa posición no podía visualizar nada de lo que ocurría arriba. Frustrada pero determinada, TN regresó al interior, pensando en cómo podría averiguar más sin levantar sospechas.
Era evidente que salir de su apartamento era imposible, sabía bien que su puerta se encontraba cerrada desde afuera y solo los guardias podían abrirla, ya había tratado de escapar en unas cuantas ocasiones, las cuales todas fueron fallidas.
Pero dado al evidente problema de no poder salir, TN se rindió volviendo a su acogedora cama, cayendo inmediatamente dormida al momento de tocar sus frías sábanas.
A la mañana siguiente, TN se despertó con un leve dolor de cabeza, y por los gritos del guardia del piso de arriba. Insistente preguntando si el vecino aún se encontraba con vida, que dada a las condiciones en el cual ella vivía y que por descarte suponía que los demás habitantes de aquel edificio sufrian, el estar vivo estaba en un "veremos".
La atención de TN se desvió al techo, al sentir más de una persona caminando en aquella habitación de arriba, sabía que el guardia no era dado que no había escuchado abrir la puerta. A menos que el vecino camine a cuatro patas como un perro, lo cual, dado al confinamiento y la delgada línea entre la cordura y la locura, la verdad es que no le sorprendería tanto.
TN salió a tomar aire fresco, no tenía cabeza para pensar en todo lo que estaba escuchando y por decisión propia, simplemente decidió ignorar todo lo que escuchara a su alrededor, de todas formas no podría hacer nada estando encerrada ahí. Se apoyo en la barandilla, cerrando sus ojos y respirando profundamente el aire intoxicado de su ciudad.
