Juan yacía boca abajo en el asfalto, sintiendo cómo la lluvia bañaba todo su cuerpo. Su mente luchaba por aferrarse a la realidad mientras los recuerdos del accidente se desvanecían entre la confusión: había estado con su padre en la moto cuando escuchó el ensordecedor ruido de una bocina segundos antes de sentir el brutal golpe que los había arrojado al suelo.
Entre la niebla de su conciencia, Juan distinguía figuras moviéndose a su alrededor, escuchando las voces de personas preocupadas, murmurando palabras que apenas podía comprender. Observó cómo su padre se inclinaba a su lado con ojos llenos de angustia, asegurándole que todo estaría bien.
La ambulancia llegó, pero todo lo que Juan pudo captar fueron destellos y siluetas mientras lo subían a la camilla. Su padre lo acompañó en silencio, y él podía sentir cómo se aferraba a su mano con fuerza mientras le regalaba sonrisas reconfortantes.
Despertó dos días después en el hospital, la habitación estaba inundada por una luz fría y desalentadora. Su primer pensamiento fue para su padre.
—Mamá, ¿dónde está papá?
Ella vaciló, reflejando dolor en sus ojos.
—Hijo... tu padre no sobrevivió al accidente.
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Microhistorias
RandomBienvenidos a mi mundo de microhistorias. Sumérgete en un universo de emociones condensadas en breves relatos de aproximadamente 200 palabras que te llevarán en un viaje emocionante y sorprendente con cada uno de ellos. Desde el amor fugaz hasta el...