Prólogo

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Sus piernas no querían obedecerle más, cada vez se sentían más pesadas y su velocidad se vio afectada. Sus ojos no dejaban de buscar a sus compañeros y a su madre mientras que lo único que recibía era un movimiento brusco de hojas y arena que se había levantando por el tubulto.

Al menos uno de ellos no podía dejarse atrapar. La misión era primordial y más importante que ellos mismos.

"Mae."

"Mae."

"Mae."

Escuchó la voz de su madre. Cada vez avanzaba más y más clara se volvía su voz. Cuando llegó al arbusto su madre se asomó agarrándola para que se agachara a su lado y pudiera esconderse a su lado.

"Mae." -ella suspiró abrazándola.-

Aquel efecto cariñoso la sorprendió. Aún hayan pasado años desde la muerte de su padre, su madre seguía su misma firmeza de no mostrar aquel afecto fuera de su hogar.

"¡Debemos huir! Hace rato que no veo al resto de compañeros. Deben haber sido atrapados."

Mae agarró la mano de su madre fuertemente para que corrieran juntas pero no pudo moverla del sitio.

"¡Por favor!"

Su madre negó con la cabeza.

"Vas a tener que seguir adelante sola." -ella giró la cabeza hacia la derecha y Mae imitó su movimiento.-

Junto a ellas, un par de cuerpos yacían en el pasto con algunos insectos alrededor.

"No puede ser."

Mae intentó levantarse para ayudarlos pero su madre la detuvo agarrándola del brazo.

"Es demasiado tarde. Ellos ya no pueden seguir con la misión y yo tampoco." -Al decir eso se señaló la pierna herida con rastros de sangre.-

"¡Mamá! No pienso dejarte aquí."

"¡Vas a dejarme aquí! Vas a seguir adelante con la misión y..." -se detuvo y le tendió un mapa.- "vas a seguir el mapa para que no corras en círculos como ahora."

Mae de por si era la peor de grupo que sabía guiarse, para eso habían escogido a su madre que había llegado a salir del asentamiento donde vivían y conocía aquel sitio junto a los conocimientos que había logrado todos aquellos años de estudios.

Desde luego ella no era la más apta para seguir adelante.

"¡Mae! Escúchame. Vas a irte y no vas a mirar a atrás."

Negó con la cabeza.

"Si. Yo voy a distraerlos mientras tú huyes."

"¡No voy a...!" -su madre la interrumpió.-

"Debes hacerlo. Puede ser que hoy muera pero no solo porque lo haga físicamente sino porque puede ser que ellos nos agarren a ambas y toda mi investigación, a la que le he dedicado muchos años de mi vida, hoy se nos vea arrebatada por esos simios."

Por primera vez en mucho tiempo vio a su madre llorar. Y ella no pudo evitar seguirle en su llanto.

"Sh, sh. Está bien, cariño. Si tú sales de aquí, y cumples nuestra misión... habrás cumplido con mi sueño de ganarles la partida." -mientras hablaba iba metiendo cosas en su mochila aparte del mapa.- "pero debes recordar que está misión es algo más que mi investigación, está misión es algo más que nosotras. Debemos salvar a la humanidad antes de que nadie más pueda hacerlo."

Mae agarró la mochila una vez su madre le había guardado todo.

"Recuerda no hablar con nadie. Y que nunca estarás sola, porque siempre me llevarás contigo."

No comprendió sus palabras, no le dio tiempo de pensarlas tampoco. La empujó fuera del arbusto y escuchó a su madre gritar.

"Estúpidos simios, ¿no me estabais buscando? Pues aquí me podéis encontrar."

Mae volvió la vista hacia sus piernas. No querían hacerle caso, se había plantado allí y no podía moverse.

"¡Ya nos tenéis a todos! ¿Qué más buscáis?"

Sus piernas comenzaron a andar. Su mente estaba centrada en la misión a partir de ahora. Si la misión fracasaba, su madre se habría sacrificado por nada. ¡Y eso no iba a permitirlo!

Tú, yo, nosotros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora