Capítulo 1

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Isabella

Estar de vuelta en Chicago no es algo que me emocione. Estar aquí es recordar y revivir mi pasado.

Volver a Chicago simplemente porque me voy a casar, tampoco lo mejora. Honestamente, creí que tendría más tiempo. Sabía de antemano que mi padre arreglaría un matrimonio para mí. Como una princesa de la mafia, es lo que el "destino" nos tiene preparado. No obstante, se había acordado que me casaría a los veintidós años. Mi madre así lo decidió. En este mundo, cuando cumples los dieciocho años es la edad en la que pierdes la libertad para atarte a un matrimonio conveniente que traerá beneficios y fortunas para tu familia, pero será un infierno para la mujer. Así de complicado. Por tal motivo, mi madre logró convencer a mi padre de que al menos tuviera un poco de libertad y viviera unos cuantos años. Mis años de libertad se acortaron. Tengo veinte años, no es el momento. Sin embargo, mis quejas se quedarán solo en mi cabeza. Soy incapaz de expresarlo. No tengo derecho a quejarme. Me lo merezco.

Cuando mi padre llamó para darme las buenas noticias, simplemente suspiré y me resigné.

No tengo la menor idea con quién me voy a casar, y para ser honesta, tampoco me importa. No tengo palabra en esto. Estoy segura de que padre firmará un buen contrato o que esta unión será beneficiosa a largo plazo para la familia.

No sé mucho sobre cómo van los negocios, hace mucho que dejé de informarme sobre todo esto.

Al dejar Chicago hace más de dos años, dejé mi vida atrás, aunque solo haya sido por ese tiempo. Dejé de contestar llamadas de familia, "amigos" y él. Quería olvidarme de todo.

—Isabella —grita mi madre al verme en el umbral de la puerta, corre hacia mi dirección, pero es rebasada por mi padre. Estoy a punto de saludar, pero su mano se estampa en mi mejilla con un golpe tan fuerte que me toma desprevenida y caigo al suelo. Alcanzo a meter las manos para detener la caída —. ¡Besian!

Parpadeo varias veces y mi mano ahueca mi mejilla que está pulsando de dolor, mis ojos se fijan en mi padre, el cual mira su mano sorprendido, nunca me había golpeado.

—¿Papi? —susurro con un nudo en la garganta y las lágrimas contenidas. Mi madre llega a mí y me ayuda a ponerme de pie, sus brazos rodean mi cintura mientras besa mi cabello.

—¡Es la primera y última vez que golpeas a la niña! —Se enfrenta a él. Mi padre sale de su estado de estupor, le frunce el ceño con el fin de asustarla. Si no estuviera consternada y sorprendida, me hubiera reído y hecho un comentario ingenioso para meterme con él. Es inútil, nunca logrará intimidarla —. ¿Entendido?

—Bella, la niña nos puso una soga en el cuello, una bofetada no se compara con las malditas consecuencias de sus actos —ruge. Sus ojos se dirigen de vuelta a mí y veo la tristeza brillar en sus ojos cuando nota mi mano en mi mejilla dañada —. Isabella, ¿qué hiciste, cariño?

—No entiendo —Me alejo de mamá y me acerco a él, tomo su mano colocándola en mi mejilla, inmediatamente acaricia mi cachete dañado.

—Mi amor, te vas a casar con la mafia italiana —dice con pesar, sus brazos me rodean y suspiro en su pecho, extrañaba sus abrazos, hace tres meses fue la última vez que lo abracé cuando fueron a visitarme a Londres.

—Creí que si me casaba sería con un albanés, papá.

Siempre se dijo eso, lo ideal era casarme con la mafia albanesa, no está prohibido que nos casemos con gente de otras nacionalidades, papá está casado con mamá que es italiana e hija de uno de los mejores capos de la mafia italiana, aun así mi padre no tiene la mejor relación con ellos.

DESTROZAME +18 L.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora