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¿Que puedo decir? Tal vez soy una tonta por dejarme caer en ilusiones que pensé y juré nunca creería. Llamaba idiotas y estúpidos tontos a aquellos enamorados que estaban perdidos en la locura y belleza de su amado. Veía con ingenuidad las cosas que llegaban a hacer con cada pelea o punto culminante de la relación.

Lo que creí nunca haría, lo hice. Lo que juré nunca experimentar, lo experimenté. Mis acciones me llevaron al mismo abismo que los caídos, los enamorados, los cegados.

¿Aún estaba enamorada de él? Quizás no, quizás sentía aquella necesidad egoísta e hipócrita de hacerle ver y recapacitar que había perdido un "buen partido" como me estaba considerando, ¡Pero lo era! Sin duda ¡Lo soy!.
Que las lágrimas que broté a mares no me hagan decir lo contrario, que un hombre con las palabras perfección en todo su ser que lo construía no me arruinara mi mundo por mantener el suyo.

El amor duele, es cierto. Te hace enloquecer y hacer locuras por esa persona, la traición duele, sin duda. El karma, el karma es dulce cuando no eres tú quien lo recibe.

Aún me pregunto, ¿Que hice mal? Si pensé que ese hombre era con quién compartiría mi vida, largos años de mi juventud estuve creando muros contra otros al estar esperando al "indicado" que llegó, pero nunca estuvo dispuesto a serlo. Cuántas veces repetí que nunca cedería a cualquiera, que la persona que esperaba sería un varón de alto valor, de gran porte y poder, responsable y toda la mierda.
Que juré ser leal, le juré hasta el mismo creador del hombre que sería su fiel creyente si me conseguía esa persona. Dónde mis condiciones eran claras, un error del otro podía hablarse en calma, el respeto sería primordial y el amor incondicional e ilimitado siempre llegaría para él, siempre y cuando me diera mi lugar.

¿Lo hizo? Si, ¿Llegó? Si, pero las cosas perfectas nunca duran para siempre.

- Entonces, ¿Tú y sukuna? - en cuanto tuvo el tiempo libre no tardó en acercarse a mí y aparentar saludarme con cordialidad, lo recuerdo; caminando a pasos suaves y lentos. Con esa estúpida sonrisa suave que lo hacía aparentar ser perfecto, todo un hombre para una mujer primeriza en el amor.
Pasos seguros que aseguraban su porte , era ridículo al conocerlo un poco.

- ¡Oh! Si - le respondí llevando mi mano diestra sobre mi pecho, sabía que si no la movía en un momento sería capaz de tomarla y probablemente lucirse con nuevas mentiras. - Él es tan dulce conmigo - mentí, aunque no lo era del todo. Sukuna tenía un toque único, primitivo pero dulce.

- ¿Sukuna? - cuestionó con voz Incrédula, tal vez sabía tanto como yo, que ese Sukuna de quién hablábamos era todo lo contrario a « dulce ».

- si, quizás no lo aparente aquí. Pero estando juntos y a solas, lo es. - afirmé con una sonrisa fingida, una imagen falsa que creaba en mi cerebro para realmente verme enamorada ante los ojos de la persona a la que una vez amé.

¿Amé? Quizás lo siga queriendo, probablemente no. Era un dilema que me mantenía firme a mi decisión de hacerle creer que me había perdido.
Giré al ver el resto, todos formando un grupo antes de iniciar con la reunión. Observé a Sukuna, quien estaba un poco alejado del resto, me reía de su cara y sus acciones desinteresadas por el tema; sabía que si no fuera por esta farsa no estaría aquí.

Sin despedirme ni mirarle seguí mi camino hasta volver a ellos, mirándome fugazmente tras visualizar mi sombra desde el rabillo del ojo. Ryomen me miró en cuanto se dió cuenta que llegué a él, deje mis manos unidas tras mi espalda y moví un poco mi cuerpo; tarareando una melodía suave que me hizo sonreírle sutilmente.

Eso es, Gojo estaba caminando de vuelta; sabía que nos estaba mirando. Sabía que su destino eran los brazos de aquella mujer que me hacía cuestionar, ¿Desde hace cuánto estaban juntos? Mei era una amiga cercana y el hecho de verla con él, de saber que al día siguiente fuí reemplazada por esa interesada me hacía arder la garganta , un sabor amargo y cítrico que me hacía imaginar lanzarme a ella y gritarle a satoru que solo era una interesada. Lo que tal vez no fuí.

レンタル彼氏 [ Ryomen Sukuna X Lectora ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora