Parte 4: Heridas ocultas

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Al salir de clases, te despides de Shikamaru y Kiba, tomando una dirección diferente. Con varios cuadernos en la mano, te encaminas hacia la casa de Sakura; Temari te pidió que se los entregaras. Sin embargo, ella no pudo hacerlo debido a un viaje urgente al aeropuerto para recibir a su hermano Gaara. Shikamaru se negó a ayudar porque él y Sakura no se llevaban bien, y Kiba, por pura flojera, tampoco quiso colaborar.

Aunque al principio te resististe porque tenías cosas que hacer en casa, como ayudar a tu madre a mover unos muebles y regar a tus plantitas, pero aceptaste al ver a Temari angustiada. Ella te explicó que, si no fuera porque los padres de Ino la retiraron del colegio por asuntos médicos, ella habría podido ayudar.

La ausencia de Sakura en clases durante toda la semana te preocupa. Después de caminar varios kilómetros por un vecindario desconocido, llegas a la puerta de su casa. Verificas la dirección en tu móvil, y ahí estás, frente a la casa de la chica que amas. La idea de saber más sobre Sakura te llena de alegría, pero esa emoción se transforma en preocupación al escuchar voces intensas y llenas de ira desde el interior.

—¡ERES UNA BUENA PARA NADA, VEN AQUÍ, SAKURA! —rugió una voz masculina desde el interior.

—¡DÉJAME EN PAZ! —reconoces la voz de Sakura y está teñida de furia.

Te quedas inmóvil, sorprendido y preocupado. No puedes creer lo que estás escuchando. La voz masculina continúa, ahora con una amenaza.

—¡SE LO DIRÉ A TU MADRE Y NO LE VA A GUSTAR PARA NADA LA ACTITUD QUE TIENES CONMIGO! ¡VUELVE AQUÍ, PERRA MALAGRADECIDA!

—¡VETE A LA MIERDA, VIEJO ASQUEROSO! —grita Sakura con más fuerza.

Oyes un golpe seguido de un silencio ominoso. Aprietas los cuadernos, sintiendo un nudo en el estómago. No sabes qué hacer. Dejar a Sakura en esta situación es impensable, pero no quieres empeorar las cosas entrometiéndote en un asunto familiar tan delicado.

Respiras hondo, tratando de calmarte. Recuerdas que no actuar conlleva consecuencias negativas. Aunque no quieres intervenir, sabes que no podrías perdonarte si algo peor ocurre y no hiciste nada para evitarlo.

Decides que es mejor intentar ayudar de manera cuidadosa. Te acercas cautelosamente a la puerta, golpeas suavemente y esperas a que Sakura sea quien responda.

La puerta se abre y, para tu sorpresa, aparece el padre de Sakura. Un hombre robusto y alto, con cabello largo y negro, cejas pequeñas y ojos grises. Marcas faciales resaltadas cerca de los ojos, una nariz prominente y una boca delgada completan su rostro. Viste una remera azul y jeans claros. El fuerte olor a alcohol te golpea de inmediato, haciéndote retroceder un poco.

 El fuerte olor a alcohol te golpea de inmediato, haciéndote retroceder un poco

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—¿Qué quieres? —gruñe, mirándote con desdén.

—Soy Naruto Uzumaki —respondes, intentando mantener la calma—. Estoy aquí para entregarle estos cuadernos a Sakura. Temari me pidió que se los diera, es tarea.

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