Parte 5: Tragedia

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La noticia te golpeó como un puño. Mientras entrenabas con el equipo de baloncesto en el gimnasio del colegio, el director se acercó con una expresión grave y sombría. Te llamó aparte, su voz profesional al pronunciar las palabras que te derrumbaron: tu padre había muerto.

No supiste cómo llegaste a casa aquel día. Solo sabes que tu padrino fue por ti pero todo lo demás fue un borrón de imágenes y sonidos. Al llegar, tu madre corrió hacia ti, abrazándote con fuerza mientras lloraba desconsoladamente. Sentiste su dolor mezclado con el tuyo, una combinación de tristeza y desesperación que te dejó paralizado. Ella se negaba a creer en la muerte de tu padre tanto como tú lo hacias y era verdaderamente triste.

Unas horas después, más calmado, intentaste asimilar lo sucedido. Preguntaste cómo había sido la muerte de tu padre y qué la había causado. Tu madre, con la voz entrecortada por las lágrimas, te explicó lo que la policía le había comunicado: tu padre estaba guardando las bolsas de las compras en el estacionamiento del supermercado cuando un auto, conducido por un hombre ebrio, lo atropelló, matándolo en el acto. La policía le había dicho que el hombre borracho tenía suficiente dinero como para quedar libre bajo fianza.

Al escuchar que tu padre había muerto por culpa de un irresponsable borracho al volante y que la justicia se vendía al mejor postor, sentiste una furia y una impotencia indescriptibles. Decidiste tu futuro en ese mismo instante: serías un abogado exitoso. Trabajarías incansablemente para lograrlo y hacer que casos como el de tu padre obtuvieran la justicia que merecían.

Sin embargo, era más fácil decirlo que hacerlo. El funeral llegó, y con él, una oleada de dolor y condolencias. La casa se llenó de familiares y amigos, cada uno tratando de ofrecer palabras de consuelo que sonaban vacías. La familia de tu padre y de tu madre se hicieron presentes, junto con tus compañeros de colegio y, para tu sorpresa, Sakura, acompañada de sus amigas.

Ella te abrazó, susurrando cuánto lamentaba lo ocurrido con tu padre y que podías contar con ella para lo que necesitaras. Te encontraste inundado por emociones encontradas al verla allí. Durante años, has anhelado su compañía, su amistad, su aprobación, pero ahora, cuando más la necesitas, su presencia te parece superficial, como si solo despertaras su lástima.

Te sientes vulnerable, confundido por tus propias emociones. Aunque agradeces que Sakura esté presente, no puedes ignorar cómo su apoyo tardío contrasta con el rechazo que has enfrentado durante tanto tiempo.

Sutilmente te apartas de su abrazo, dando un paso hacia atrás con cuidado. Tus gestos son suaves pero claros, indicando una necesidad de espacio y separación. La distancia física refleja la distancia emocional que sientes en este momento tan íntimo pero complicado.

-Gracias- dijiste con voz tranquila, sin mirarla directamente.

Valoras su gesto, tal vez estabas siendo injusto, pero no puedes evitar recordar todas las veces que te rechazó en el pasado. Tratas de ocultar tu desconfianza detrás de una máscara de cortesía, pero la frialdad en tu tono y tu mirada no pasa desapercibida para ella. Es difícil aceptar su apoyo genuinamente cuando parece haber llegado demasiado tarde y bajo circunstancias tan dolorosas.

Los ojos verdes de ella se entristecen ligeramente, como si hubiera esperado una respuesta diferente de tu parte. Aunque intenta mantener una expresión comprensiva, hay una sombra de decepción en su rostro mientras absorbe tus palabras con seriedad.

 Aunque intenta mantener una expresión comprensiva, hay una sombra de decepción en su rostro mientras absorbe tus palabras con seriedad

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⏰ Última actualización: Aug 06 ⏰

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